lunes, 1 de noviembre de 2010

El camino para el amor


Sólo cuando estás bien contigo mismA puedes estar bien con los demás. Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación.

Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar, y aceptarte para aceptar, ya que nadie da lo que no tiene dentro de sí.

Ninguna relación te dará la paz que tu misma no crees en tu interior. Ninguna relación te brindará felicidad que tu misma no construyas. Solo podrás ser feliz con otra persona cuando seas capaz de decirle bien convencida: “No te necesito para ser feliz”.

Sólo podrás amar siendo independiente, hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer.

Sólo se podrá ser feliz cuando dos personas felices se unen para compartir su felicidad, no para hacerse felices la una a la otra.

Para amar necesitas una humilde autosuficiencia, necesitas autoestima y la práctica de una libertad responsable.

Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía narcisista que sólo trae frustraciones.

Por eso, ámate mucho, madura, y el día que puedas decirle a la otra persona “Sin ti me lo paso bien”, ese día estarás más preparado para vivir en pareja.

Qué tema el del amor… Quién puede amar así?
Nos hemos educado en la idea de la “media naranja”, en que somos seres incompletos que necesitamos del otro para hallar la sensación de plenitud. Los cuentos de hadas siempre terminan con el encuentro del príncipe azul y el consabido “y vivieron felices”. Y creemos en esos cuentos. Y nos empecinamos en habitarlos.
Entonces aparecen frases como “el otro me hace sufrir”, “el otro no comprende” y permanecemos atados a relaciones donde seguimos esperando que algo externo a nosotros cambie, y nos traiga la paz, el equilibrio, el amor, la felicidad.

Nada encontraremos en el otro si primero no lo hallamos en nosotros. Es un largo proceso que puede tomarnos toda la vida, y al transitar ese camino, nos encontramos con partes nuestras que preferiríamos no reconocer, con dolores, con miserias personales… pero vale la pena.

domingo, 3 de octubre de 2010

Necesitaremos décadas para resolver el problema del Calentamiento Global




Desde Kyoto vamos dando vueltas al problema sin tomar decisiones que lo frenen radicalmente.

Tras la gran decepción de la cumbre de Copenhague, habrá otro gran encuentro en Cancún (29 de noviembre al 10 de diciembre)... Pero el proceso es complejo y seguramente será evaluado como un pequeño paso. Es muy difícil que tal y como está la situación en el mundo el encuentro de México se selle con un gran acuerdo.

Abordar el calentamiento global es un proceso que llevará décadas, y la conferencia de Cancún tratará de ir dando pasos sobre puntos concretos y evitar el fracaso que supondría no llegar a un gran acuerdo general legalmente vinculante.

Pero la pregunta que nos hacemos es si ese esfuerzo a los que ciertos países se van a comprometer será suficiente para evitar las grandes catástrofes que se pueden producir por el cambio climático.

Cancún debe, para que no vuelva a ser un fracaso, por lo menos concretar las promesas de Copenhague: la ayuda financiera a los países pobres para que puedan adaptarse a los efectos concretos del calentamiento global y la lucha contra la deforestación.

La diplomacia puede tardar décadas pero ¿tenemos ese tiempo? ¿Podemos permitírnoslo?

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Acabar con la adicción al petróleo



El petróleo se acabará en unas pocas décadas, que se va a encarecer y va a suponer un reto para la estabilidad económica y social es un hecho. El problema de la dependencia energética se sigue infravalorando, es esencial para hacerle frente y mitigar las amenazas que el cambio climático supone para la humanidad. Hay que considerar ahora la energía alternativa, hay que anticiparse a la crisis del petróleo, disminuirán los efectos si estamos preparados, es evidente que deberá haber un período de transición energética.

Eliminar de la dependencia del petróleo es abandonar nuestro modelo de desarrollo basado en el despilfarro y el consumo excesivo. Debemos tender un puente entre dos mundos, el viejo, marcado por la dependencia de los combustibles fósiles, el nuevo movido por una energía verde 100% y por tanto renovable 100%. También supone una autosuficiencia energética, es hora de dejar atrás las guerras por el control sobre el petróleo y el gas. Desde Oriente Medio hasta Asia Central, Angola, Birmania, las grandes empresas como Total han participado directa o indirectamente a la explotación de los pueblos.

Hay que anticiparse, hay que actuar con inventiva y voluntad política. La energía nuclear representa sólo el 2% del consumo energético en el mundo y no va a resolver nada. No vamos a construir miles de reactores nucleares, de inmediato y en todo el mundo - incluso en zonas de guerra o en zonas expuestas a terremotos. No hay plutonio para abastecernos. Además de los serios peligros: la acumulación de residuos inmanejable sigue sin resolverse, riesgos por accidentes como Chernobil siguen siendo una amenaza permanente, y el de la tenencia de armas nucleares y posible uso gracias a esa tecnología.


Una nueva política energética basada en el concepto de "Microrredes" es posible. Siempre es más fácil y más eficiente reducir nuestro consumo de energía de tratar de producirla más cerca. No necesitamos grandes proyectos faraónicos, caros y delirantes, la eficiencia y la simplicidad mejorarán la gestión de energía de diferentes fuentes renovables. Hay que implicar a nuestra movilidad mediante la adaptación de nuestros modos de transporte de mercancías y de personas, ubicación de nuestras actividades económicas y producir de manera diferente. La rehabilitación de las viviendas, el desarrollo regional equilibrado, el fortalecimiento de los reglamentos existentes para reducir el consumo de los electrodomésticos y los vehículos privados – ganaremos en: ahorro de energía, reducción de la pobreza energética y crearemos empleo.

Las energías renovables son el camino a seguir. Una combinación energética sensata y la producción descentralizada, también contribuirá en la vertebración de los territorios, asegurará una producción local de energía para garantizar un suministro no dependiente de los riesgos comerciales, políticos y geológicos.

España, dominada por los grupos de presión no debería perder su papel como potencia en energías renovables. El final de nuestra adicción al oro negro será impuestas por la realidad brutal del Cenit del Petróleo, debemos organizarnos para que no nos veamos de una forma autoritaria desde arriba abocados a perder nuestro bienestar, desde abajo la sociedad concienciada debe pedir la actuación de nuestros políticos y gobernantes.

Los ecologistas optamos por una solución suave y menos traumática, necesitamos un compromiso de transición energética.

Rosa Burgos

lunes, 13 de septiembre de 2010

Las relaciones internacionales y los Verdes



Esta faceta de la vida entre los países y pueblos del mundo está muy lejos del paradigma ambientalista.

Cada país puede vivirlas desde su ombligo lo que se ha venido llamando la "realpolitik", una política exterior basada en el cálculo de fuerzas e intereses Nacional. Por el contrario, para la escuela "liberal" las relaciones internacionales están basadas en el idealismo, en el sentido de que la idea de los liberales clásicos: en los valores liberales de libre comercio y en promover la paz.
El neoconservadurismo es un avatar de este pensamiento en el sentido de que están defendiendo el poder militar de Los Estados democráticos en las relaciones internacionales, con el fin de establecer un nuevo orden internacional y de imponer sus valores liberales y conservadores (orden público y el respeto de la autoridad).

En 10 años hemos pasado de un movimiento de oposición en Seattle, a un movimiento
propuesta en Copenhague. La alter-globalización encuentra sus credenciales al convertirse en una verdadera fuerza política propositiva. En este marco teórico inventado qué y cómo ponerlo en práctica? Estructuremos las cuestiones: Los principios que guían una política ecologista transnacional

· Una política internacional no es prerrogativa de los estados, sino que debe involucrar a una multiplicidad de actores, como se muestra en la conferencia en Cochabamba o flotilla a Gaza (Los movimientos sociales, ONG, sindicatos, asociaciones, ciudadanos durmientes).
Las cuestiones ambientales afectan tanto los refugiados climáticos y a la disminución de los recursos. El control natural de las tierras cultivables o de las consecuencias del cambio climático, son el centro de hoy como lo han sido los principales impactos geopolíticos de un país. La globalización exige que las políticas sean globales. En esta perspectiva, la cuestión de los derechos de la tercera generación, la relacionada con la protección del medio ambiente, entonces los derechos sociales son una cuestión central.

· Una política internacional no debe basarse en los intereses de un país sino en el del planeta, de ahí la importancia de las estructuras supranacionales y las políticas. Cualquier política internacional debe basarse en el respeto del derecho internacional. Debemos rechazar la "realpolitik" que lleva más a menudo al cinismo político. En lugar de políticas sobre países no democráticos, debemos hacer que políticas estrictas, colocando la ética en el centro de nuestras preocupaciones. El la política comercial no es un sustituto de la política internacional.

Estamos en un mundo multipolar que hay varias configuraciones estratégica. Nos centramos en la política transnacional sobre las políticas internacionales. La superioridad de la política no violenta (boicots, sanciones comerciales...) sobre las políticas con ofensivas militares. Para ello, la Unión Europea es un ejemplo de la construcción de un espacio de paz, frente a las dos guerras mundiales.
Las políticas de regulación financiera y la lucha contra los paraísos fiscales pueden combatir toda forma de trata de personas, las drogas, los desechos tóxicos, el comercio de armas...

Vincular Política de Defensa y Política Internacional.

La guerra es la continuación de la política por otros medios. La Política Internacional ha estado a menudo vinculada a la política de defensa. Las estrategias militares en las democracias han sido a menudo basadas en el adagio "si quieres la paz, prepara la guerra". Tenemos que aplicar otro refrán "si usted no quiere la guerra, prepárese para la paz ". La Unión europea ha demostrado que la construcción de la paz es el mejor garante de los objetivos de paz. "Hacer la paz" requiere exigentes políticas.

Sin embargo, en algunas situaciones hay que definir el modo de aplicar la política militar cuando los civiles están amenazados. ¿Cuáles son los límites de la violencia legítima? El marco transnacional parece más apropiado.

La no-violencia, resolución de conflictos y la prevención

El final está en los medios. Y la no-violencia es una manera de que los ecologistas pondrán en la práctica. Esto no es una postura táctica, es la base de nuestro pensamiento político que se ha pruebado en el pasado: Gandhi contra la ocupación británica en la India, también contra el apartheid Sudáfrica, Martin Luther King contra la segregación en los Estados Unidos, Rugova en Kosovo también, parcialmente, en la caída de las dictaduras en España, Portugal, Grecia, y el Muro cayó en Europa y el retorno de la democracia en América Latina... La Política de La no violencia es una política difícil y exigente. Es fácil criticar la defensa de la violencia política. La violencia trae violencia. Como René Girard ha mostrado en "La violencia y lo sagrado, "la violencia mimética plantea el chivo expiatorio. Es una realidad desafortunadamente, cuando la política antropológica debe oponerse. Toda política basada en Seguridad necesita un chivo expiatorio. Los actos violentos alimentan la violencia de cada uno de los otros, llevando a una escalada de violencia o una reversión de la propia violencia.
Como el Estado tiene la "violencia legítima", la violencia se alimenta de sí misma, y la autojustificación, hace que aumente en intensidad. Estos son los círculos viciosos que hay que romper: la violencia engendra la violencia. Hay que propiciar políticas de prevención de los conflictos, es muy importante para evitar entrar en círculos viciosos de violencia.

¿Las políticas deben ser diferentes en las áreas geográficas? Si hay principios generales, cada política debe adaptarse a la historia de las zonas de su geografía. ¿Qué políticas transversales?
La interconexión de las crisis con las políticas nacionales deben ser coherentes con
las políticas internacionales, como por ejemplo en las negociaciones del clima. Es lo mismo con las políticas de cooperación y desarrollo.

La cuestión de las armas nucleares

Las armas nucleares tienen un lugar especial ya que forman parte del poder. La justificación es el equilibrio de poder entre estados y el terror. Si la justificación durante la guerra fría estaba basada en la capacidad de destruirse mutuamente, esto paralizó su uso. Las amenazas para los verdes no deben ser una guerra nuclear por lo desproporcionado y destructor. ¿Qué políticas hay establecidas para la desnuclearización de Europa?

lunes, 23 de agosto de 2010

Micromachismos


Leyendo el Muy Interesante encontré este artículo que resumo.

Si haces una encuesta a padres y madres sobre lo que quieren o esperan que sean sus hijos e hijas ves clarísimo las diferencias: futbolista, ingeniero, médico frente a enfermera, modelo, ama de casa.
Han hecho estudios en guarderías en los que ven que las cuidadoras atienden antes a los niños que a las niñas de forma inconsciente.
Si un niño se hace daño jugando, los amigos siguen sin prestarle atención. Si es una niña las demás acuden a interesarse por su estado.
En una entrevista a padres y madres de recien nacid@s tod@s con el mismo peso y talla describen a sus vástagos masculinos como robustos, fuertes y bien coordinados mientas que a las niñas como delicadas, bonitas y débiles.
Los seres humanos nos esforzamos contínuamente por comprender el mundo y elaboramos esquemas que incluyen el género.
El lenguaje tiene connotaciones, el castellano (además de tener la deferencia hacia el sexo masculino en el que por un sólo hombre que haya en la estancia el plural debe ser masculino, esto es de mi cosecha) hace diferencias entre las cosas grandes que son masculinas y las cosas pequeñas que son femeninas (tren-bicicleta o furgón-furgoneta).
Los hombres se muestran más firmes, en general, y no preguntan cuando hablan, no necesitan la retroalimentación del interlocutor. Sin embargo las mujeres acaban más veces sus frases con interrogantes. Ejemplo: hace frío ¿no?
Los hombres interrumpen más a las mujeres cuando hablan que éstas a aquéllos.
En una pareja los temas que más éxito tienen son los que propone él.
Para convencer a su pareja, la mujer suele recurrir a técnicas indirectas (yo diría que aprendió durante siglos a usar su cerebro para dominar al caballo no digo al burro no sea que se ofenda alguien), tono cariñoso, dar a entender... El hombre por su parte manifiesta lo que quiere de forma directa.
La comunicación no verbal tiene sexismos inconscientes: los hombres tocan más a las mujeres,por contra aumenta la distancia interpersonal entre varones, las mujeres sonríen más.
Sin embargo en la madurez ambos sexos se libran de las ataduras y puede que los hombres se muestren más sensibles, más pasivos y dependientes mientras que ellas suelen mostrar su competitividad, energía e independencia.
Los roles masculino y femenino son ataduras civilizatorias, hay otras etnias que presentan estos roles cambiados.
Con respecto a la competitividad y los logros personales los sentimientos femeninos son más ambivelentes que los masculinos, así si hablamos de una mujer que ha triunfado hablamos de soledad, impopularidad, culpabilidad mientras que estas connotaciones no aparecen en el caso de que el "triunfador" sea un hombre.

COMPASION. El desarrollo moral humano también ha sufrido un sesgo sexista. Maduramos hacia una ética basada en la justicia y en la independencia. Pero sin embargo estamos viendo que nuestra especie puede dirigir hacia una ética del cuidado, una moral que no se basase en términos abstractos como justicia y honradez. La excesiva empatía de las mujeres podría no ser un inconveniente competitivo sino una ventaja adaptativa. (aquí comentar que a las animalistas, casi todas mujeres se nos tacha de sensibloides)

viernes, 20 de agosto de 2010

DEMOCRATIZAR LA ENERGIA




Estamos preocupados por modificar y diversificar las fuentes de energía. El petróleo está en decadencia, explotarlo en zonas sensibles o en alta mar es una temeridad. La energía nuclear no tiene capacidad para sustituirla, no hay uranio ni plutonio suficientes, amén del problema tan grave de qué hacer con los residuos, el agua que consume, la posibilidad de usar esa tecnología, aumentando el enriquecimiento, para fabricar bombas atómicas y los peligros de fallos técnicos.

Ante este panorama la humanidad ha de aprovechar esta crisis energética para cambiar en este aspecto también hacia un futuro más democrático, ahorrador y cuya producción esté cercana al consumo. Hay toda una serie de alternativas muy prometedoras que dormitaban sin tener la inversión necesaria.

Cuando se empezaron a instalar los primeros aerogeneradores se nos tildaba de visionarios. Hoy en día son una realidad desde generadores de 3 megavatios a pequeños molinos para consumo doméstico. Los aerogeneradores tienen varios problemas: impacto visual, ruido, trampa mortal para las aves (hay alguna empresa que ha desarrollado una tecnología para frenar las palas e incluso pararlas en caso de detectar su presencia) y sobre todo se está empezando a buscar soluciones para almacenar su energía y disponer de ella en ausencia de viento.

No voy a enumerar todas las posibles fuentes de energías renovables pero sí decir que la solar-termoeléctrica y la geotérmica somera tienen mucho que aportar.

Europa está tratando de seguir con su política de mantener e incrementar su consumo energético y para ello ha puesto en marcha el proyecto Desertec que creará una red de plantas de energías renovables por el norte de África y el desierto para poder proporcionarnos 20.000 megavatios pico de potencia instalada con un coste de 50 millones de euros, supondrá la creación de 150.000 empleos. Las multinacionales y el gran capital se preparan de nuevo para no perder el control sobre la energía eléctrica.

La cuarta parte de los electrones producidos por las futuras instalaciones de Marruecos, Argelia, Túnez o Egipto podría tomar el camino del norte y llegar a Europa a través de 6 líneas submarinas de muy alta tensión (a 2000 metros de profundidad) uniendo Marruecos y Argelia con España, Argelia con Cerdeña, Túnez y Libia con Sicilia, Egipto con Grecia y Egipto, Jordania, Siria y Turquía con Bulgaria. Esta unión costaría alrededor de 8 millones de euros y tendría unas pérdidas de transmisión de energía muy bajas: alrededor del 3% cada 1000 km. (Transgreen).

La pregunta es, que cuando hay trabas y problemas para que se desarrollen adecuadamente las renovables en Europa, ¿se obtendrán las inversiones adecuadas para este proyecto faraónico y para la mejora de la red de transporte y distribución de los países implicados?

Bajo mi punto de vista reducir el consumo energético no solamente consiste en usar bombillas de bajo consumo, evitar dejar los electrodomésticos en espera, es necesaria toda una política energética diferente, democrática que la acerque al ciudadano y a la sociedad:

Debemos apostar por la independencia energética, las microrredes abastecidas por un grupo de energías renovables que la proporcionen junto al lugar de consumo; mejorar la eficiencia energética de los edificios tratando de que sean autosuficientes con el diseño y el aislamiento; concienciando al ciudadano del exceso de consumo que deberá ser de productos locales y de temporada; apostar por el transporte público de las personas en detrimento del vehículo privado; uso del ferrocarril además para las mercancías, evitando el del avión y dejando el reparto local a los vehículos a motor; planificar los polígonos industriales en función del ciclo de materiales para que los residuos de una sean la materia prima de la otra; alimentándonos con productos vegetales, a poder ser ecológicos y disminuyendo drásticamente la ingesta de carne dada su ineficiencia energética, su impacto en la salud y el clima.
Rosa Burgos Pérez

jueves, 19 de agosto de 2010

La ética para con los animales

De toros y argumentos


Ni la tradición, ni la libertad de empresa, ni la protección de una especie, ni el arte y la diversión de los aficionados sirven para justificar una actividad que produce dolor y sufrimiento a un mamífero superior

PABLO DE LORA, JOSÉ LUIS MARTÍ Y FÉLIX OVEJERO 19/08/2010

En el mundo hay personas que creen que los animales poseen ciertos derechos, o cuanto menos que los seres humanos tenemos ciertas obligaciones para con ellos. Y también hay personas que genuinamente creen que no. No es un drama. También hay quienes creen que Elvis Presley sigue con vida, que el color de la piel debe determinar nuestros derechos o que vivimos entre fantasmas. Hay gente para todo.
Pero no hay razones para todo. Los filósofos morales discrepan profundamente sobre el estatus ético de los animales no humanos, pero muy pocos, por no decir ninguno, sostienen que no tenemos ninguna obligación de respeto mínimo, al menos hacia los grandes mamíferos. También los legisladores en muchísimos países del mundo piensan que la crueldad o el maltrato gratuito hacia los animales no son admisibles, llegando a considerar esos actos como delitos. En Estados Unidos, una ley federal promulgada en 1999 castigaba incluso la creación, venta o posesión con fines comerciales de material gráfico que muestre crueldad animal. Con esa norma se trataba de poner coto a la industria de los llamados crush videos -imágenes que muestran la tortura intencional y sacrificio de animales indefensos (perros, gatos, monos, ratones y hámsters)- con los que, al parecer, algunos individuos obtienen placer sexual.

La discusión se centra, por tanto, en estas otras cuestiones: ¿qué obligaciones concretas tenemos y hacia qué animales? ¿Cómo podemos ponderar dichas obligaciones con otras consideraciones moralmente valiosas, como la alimentación y supervivencia de los propios seres humanos o la investigación médica? ¿Es el ocio o incluso el arte uno de esos bienes que cabe sopesar frente al sufrimiento cierto de un animal no humano, como ocurre en las corridas de toros?

Habida cuenta de la alarmante confusión que ha presidido estos días los debates y comentarios, queremos analizar algunos de los argumentos esgrimidos en defensa de la pervivencia del llamado "espectáculo" de los toros e impedir su prohibición.

Vamos a orillar la cuestión identitaria, que algunos interesadamente han introducido en el debate, o la disputa jurídica sobre la competencia del Parlament para tomar esta decisión, así como la hipocresía o incoherencia moral de quienes defienden la medida adoptada, pero no se oponen con parecidas armas a otras prácticas igualmente crueles. Nos centraremos en estos cinco argumentos: la tradición, la desaparición natural, la preservación de la "especie", la libertad y el arte.

El argumento de que los toros son una tradición consolidada en España -y en otros países- no tiene mucho vuelo. Que una acción se haya venido produciendo a lo largo del tiempo sencillamente no ofrece ninguna razón moral para seguir realizándola. Segundo, estos días hemos podido escuchar en boca de algunos protaurinos una preferencia por la "desaparición natural" de las corridas antes que por la prohibición impuesta por el poder público. Las corridas ya habían perdido buena parte del favor popular en Cataluña -se dice- así que hubiera sido mejor que se dejaran extinguir por sí solas. Pero este argumento tampoco funciona. Imaginen que lo extendiéramos a otras acciones o actividades prohibidas. Que dijéramos algo así como: "Cada vez son menos los padres que maltratan físicamente a sus hijos menores, así que dejemos que desaparezca esta práctica de manera natural". O tenemos la obligación de no infligir sufrimiento innecesario a los toros -o a nuestros hijos- o no la tenemos. Esto es lo que debemos discutir. ¿Para qué prohibir algo que ya nadie hace?

Se ha aducido también que, si no fuera por las corridas, desaparecería esta "especie" de toros, y que si las prohibimos, propiciaremos su desaparición. Es el argumento de la preservación, un razonamiento añejo en los pagos de la discusión sobre la consideración moral que merecen los animales no humanos. Al respecto cabe esgrimir, primero, que, desde el punto de vista zoológico, los toros de lidia no constituyen una "especie" independiente. Segundo, si los aficionados son tan profundos defensores de los toros que luchan por su supervivencia, ¿por qué no aúnan esfuerzos colectivos para preservarlos creando refugios naturales en las dehesas sin causarles por ello sufrimiento, como hacemos con los bisontes, por ejemplo? Finalmente, a nosotros nos preocupan prioritariamente -en este y en otros ámbitos de la ética- los intereses y el bienestar de los individuos que sufren el maltrato. Las "especies" -como las lenguas, las naciones o los pueblos- no se ven afectadas por el perjuicio de su inexistencia. Si para preservar una especie debemos torturar a todos sus miembros, tal vez la preservación no sea tan valiosa.

En cuarto lugar, se apela a la libertad: la prohibición supondría un "liberticidio", han dicho algunos. El poder público no está, ha señalado una representante del PP, para decirnos cómo vestir o qué estilos de vida abrazar. Una segunda expresión de la libertad -la libertad de empresa-, ampararía también que se sigan celebrando corridas. El argumento en cuestión presupone lo que antes hemos negado: que desde el punto de vista moral es irrelevante el sufrimiento o dolor que causemos a los animales no humanos. Si la prohibición es un sacrificio ilegítimo de la libertad de espectadores y empresarios es porque lo que ocurra con el toro en la plaza no cuenta nada. Se ha repetido hasta la saciedad, pero muchos no se han querido enterar, que nuestros ordenamientos jurídicos cuentan con multitud de restricciones a la libertad que nadie considera ofensivas ni liberticidas porque con ellas se protegen bienes igualmente valiosos o importantes, incluso cuando ni siquiera se infligen daños a sujetos con capacidad de sufrir. La protección del patrimonio histórico-artístico, o del medio ambiente, o la disciplina urbanística, son ámbitos plagados de prohibiciones en aras a que todos disfrutemos de paisajes, o ciudades más amables, o de un legado monumental, pictórico, escultórico que estimamos valioso. ¿Alguien se imagina que un grupo de personas, basándose en la libertad de empresa, constituyera una sociedad que organizara espectáculos de tortura pública de delfines, en el que tras causarles diversos daños, dolor y sufrimiento se acabara con su vida con una espada? ¿Justificaría algo la libertad de empresa, o incluso la diversión que pudiera generar esta macabra actividad en cierto público? ¿O es que los toros merecen menos respeto que los delfines? Ni la libertad de empresa, ni el lucro mercantil, ni la diversión de los aficionados, sirven para justificar una actividad que produce dolor y sufrimiento a un mamífero superior.

En último lugar, tal vez buscando ese otro valor que justifique el daño infligido, se esgrime habitualmente el argumento de que los toros son un arte -no los toros en sí mismos, entiéndase, sino las acciones que les provocan sufrimiento y al final la muerte-. Pero este razonamiento es, en el mejor de los casos, incompleto, y en el peor, inconcluyente. Lo que sí nos interesa subrayar es que, de resultas de ese debate, cabe concluir que decir que algo es arte no le confiere ningún estatus o valor especial a la actividad en cuestión. Lo que da valor -estético- a un objeto no es, pues, que dicho objeto sea simplemente catalogado como arte, sino el hecho de que se trate de buen arte o arte valioso. Por lo demás, igual que una tradición no es, por el hecho de serlo, buena o mala moralmente, tampoco lo es el buen arte.
No confundamos, por cierto, el supuesto "arte de los toros", con el indiscutible "arte acerca de los toros". Que algunos artistas hayan realizado magníficas obras a cuenta de las corridas, como tantos novelistas las han realizado a cuenta de los asesinatos, no les otorga -ni a las corridas ni al asesinato- ninguna dignidad artística. Los fusilamientos del 3 de mayo no se disculpan por la pintura de Goya. Por seguir con la misma comparación: aunque Thomas de Quincey y algunos de los aficionados a las novelas de misterio tuvieran razón, y el asesinato fuera una de las bellas artes, ello no quiere decir que debamos derogar los artículos 138 a 143 del Código Penal. Y por cierto, un aviso para malpensantes y tramposos: no estamos comparando el asesinato de un ser humano con el sacrificio de un toro; no, no estamos estableciendo una relación de semejanza sino una semejanza de relaciones.

No han faltado en estos días los defensores de la "fiesta nacional" que nos recuerdan que este debate forma parte también de la tradición taurina, como si de un adorno se tratara. Pero no, no se trata de "dar vidilla" -con perdón por el sarcasmo dado el contexto- como si los argumentos, en el fondo, dieran igual. Cuando se discute sobre la conveniencia de una ley que ha de regir la convivencia, los argumentos son lo único que importa.

Pablo de Lora, profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid; José Luis Martí, profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, y Félix Ovejero, profesor titular de Ética y Economía de la Universidad de Barcelona.

jueves, 1 de abril de 2010

James Lovelock y la Hipótesis Gaia



La hipótesis de Gaia es un conjunto de modelos científicos de la biosfera en el cual se postula que la vida fomenta y mantiene unas condiciones adecuadas para sí misma, afectando al entorno. Según la hipótesis de Gaia, la atmósfera y la parte superficial del planeta Tierra se comportan como un todo coherente donde la vida, su componente característico, se encarga de autorregular sus condiciones esenciales tales como la temperatura, composición química y salinidad en el caso de los océanos. Gaia se comportaría como un sistema auto-regulador (que tiende al equilibrio).

La teoría fue ideada por el químico James Lovelock en 1969 (aunque publicada en 1979) siendo apoyada y extendida por la bióloga Lynn Margulis. Lovelock estaba trabajando en ella cuando se lo comentó al escritor William Golding, fue éste quien le sugirió que la denominase “Gaia”, diosa griega de la Tierra (Gaia, Gea o Gaya).

Lovelock fue llamado por la NASA en 1965 para participar en el primer intento de descubrir la posible existencia de vida en Marte. Participó como asesor de un equipo cuyo objetivo principal era la búsqueda de métodos y sistemas que permitieran la detección de vida en Marte y en otros planetas. Uno de los problemas a resolver sería el encontrar los criterios que deberían seguirse para lograr detectar cualquier tipo de vida. A Lovelock le llamaron la atención las radicales diferencias que existían entre la Tierra y los dos planetas más próximos, fue la singularidad de las condiciones de la Tierra lo que le llevó a formular su primera hipótesis.

"Es demasiado tarde para salvar al planeta"

Ésta es la conclusión del profesor James Lovelock, el polémico científico británico de 90 años que desarrolló la Hipótesis de Gaia, una teoría que sugiere que la Tierra es una vasta unidad cuyos componentes interactúan, manteniendo un equilibrio, que, durante miles de años, ha favorecido a la especie humana.

En entrevista con la BBC, Lovelock aseguró que la única esperanza de cara a un cambio climático completamente impredecible, es que que la Tierra se "haga cargo" de sí misma.

Y aunque las palabras del científico no son muy alentadoras, no atribuyó la responsabilidad a los seres humanos por el estado en el que se encuentra el planeta.

"Nosotros hemos apretado el gatillo, pero no somos culpables. No nos propusimos deliberadamente calentar el mundo, pero como resultado de lo que hicimos -construir civilizaciones-, iniciamos un cambio"

Modelos vs. realidad


Por otra parte, el experto predijo que el clima de la Tierra no se acomodará de forma conveniente a los modelos climáticos elaborados por los científicos.
"Si tomas la última Edad de Hielo (...) pasaron cerca de 2.000 o 3.000 años hasta que la temperatura se calentó en 5º y no fue una curva suave y pareja como predicen los modelos, sucedió como una serie de sacudidas y saltos", aseguró el experto.

"Subió hasta la temperatura que casi tenemos ahora, al final de la Edad de Hielo, luego disminuyó hasta temperaturas más bajas que incluso que durante la Edad de Hielo y se mantuvo así por cerca de mil años, hasta que otra vez subió", explicó el científico.

Esto, añadió, es lo que explica que no haya subido la temperatura en este siglo y el hecho de que hayamos tenido uno de los inviernos más fríos en años, no sólo en el Reino Unido, sino también en el resto del hemisferio norte.

Disfrutar mientras sea posible

En cuanto a las soluciones de geoingeniería que muchos proponen para frenar el calentamiento global, Lovelock se mantuvo escéptico.
Disfrutar la vida mientras se pueda, es la propuesta del experto.

Detrás de estas propuestas "no hay buena ingeniería práctica, lo que hay es ideología e intereses económicos. Europa tiene una obligación enorme en términos de energía renovable y subsidios para desarrollar energía renovable. Y esto es un buen negocio. Por eso no será fácil frenarlo"

"Pero en realidad", afirmó el experto, "no funciona".

En síntesis, los intentos por salvar al planeta, en opinión de Lovelock, no tienen ningún sentido. Sencillamente "porque no podemos hacerlo. No somos lo suficientemente inteligentes para hacerlo", le dijo el científico a la BBC.

"Si se va a salvar, se va a salvar a sí mismo, como siempre lo ha hecho. Así que lo mejor que podemos hacer es disfrutar de la vida mientras podamos", concluyó Lovelock.

Yo pienso que habrá que poner en práctica el mensaje de que aún cuando supiera que el mundo se acaba mañana, hoy plantaría un árbol. Es más necesario que nunca colaborar con GAIA a recuperar el equilibrio.

miércoles, 10 de marzo de 2010

CUANDO LA VIDA TE DA UNA PRÓRROGA



Vivimos el día a día sin apreciar las pequeñas cosas que nos la hacen posible, sin valorar a los seres que nos rodean.

Vivimos deprisa, sin pensar, exhaustos de aquí para allá... y cuando en alguna ocasión la vida nos sacude es cuando tomamos conciencia de que nos llenamos de cosas y actos vacíos de contenido.

Hay que pararse y escuchar al corazón, saber qué momentos nos llenan de gozo, qué es lo que nos conmueve. Conocernos es una tarea difícil porque la sociedad nos hace comportarnos de acuerdo a sus normas para ser aceptados desde la infancia. Lo que creemos que somos o cómo somos es una imagen distorsionada.

Escarbar y encontrarse cuesta. Desgraciadamente no nos lo enseñan en el colegio, es la escuela de la vida la que a veces no lo muestra. Pero muchas veces este conocimiento llega cuando la vida ha llegado a la madurez, cuando casi la hemos perdido.

Cuando la vida te da una prórroga aún tienes la ocasión de separar el grano de la paja.
Por que lo verdaderamente importante no es poseer sino compartir. A la tumba nos iremos con las manos vacías y el corazón lleno.

Rosa

miércoles, 20 de enero de 2010

El Decrecimiento, una apuesta de futuro


El Progreso, concepto vacío y ambiguo, ha sido la razón debajo de la organización social desde la revolución industrial. El Desarrollo, como expresión de Progreso, concretado en el crecimiento material y económico, supuso la cristalización de una apuesta por dominar completamente la naturaleza, traspasando cuantos límites sean necesarios. Las sociedades modernas se han valido de la Técnica con el objetivo de poder más, tener más y en última instancia, ser capaces de vivir mejor.

Sin embargo, en contra de lo esperable, el planeta sufre desde hace años una crisis sin precedentes y que tiene y tendrá consecuencias graves e irreparables sobre sus habitantes. Los recursos son finitos y, frente a los avances, los problemas ocasionados por el Desarrollo son prácticamente irresolubles. Entre tanto, seguimos tomando al Progreso como ideología incuestionable y guía de todos nuestros actos, a la vez que nos sumimos más profundamente en un sistema técnico que ha modificado todas las condiciones de vida y que poco a poco escapa a nuestro control, junto con sus consecuencias (positivas y negativas).


En esta ponencia analizaremos algunas características de esta ideología del Progreso y del crecimiento como concreción de éste, para seguidamente proponer una respuesta unitaria y radical: el Decrecimiento.

La ideología del Progreso
El Desarrollo, expresión del Progreso, toma como horizonte perpetuo la creación de poder, el aumento de la potencia y capacidad humanas para incidir y controlar el mundo a su antojo. Todo ello sazonado con la producción desmesurada y creciente de bienes y servicios. Uno de sus más importantes cometidos es crear las condiciones necesarias (tecnológicas, sociales, políticas) para poder seguir avanzando sin fin. El problema es que nunca se sabe hacia dónde avanzamos, ni las consecuencias que entrañará este avance, pero la decisión está hecha, a pesar de todo:

La potencia sin control

El Desarrollo ha traído consigo (o necesitado) el aumento de la capacidad humana de incidir sobre su entorno y gestionar sistemas de abrumadora complejidad, lógicamente por medios técnicos. La posibilidad de que el hombre pueda controlar las condiciones del mundo que le rodea y manipularlas a su antojo a gran escala es una de las claves del crecimiento: por ejemplo, la capacidad obtener procesar, transportar y distribuir masivamente recursos naturales de difícil localización y tratamiento (petróleo, coltán...) es clave para sostener una sociedad moderna.

Sin embargo, las ventajas obtenidas a través de la dominación de nuestro entorno contrastan con un espectro gigante de consecuencias imposibles de prever ni prevenir. Algunos avances traen consigo una serie de efectos, muchas veces nefastos, que contrarrestan toda ganancia. Los problemas ocasionados son más grandes y más complicados que aquellos inicialmente resueltos, y sólo abordables por los medios técnicos que los causaron.

Por ejemplo, en su creación nadie imaginó que el automóvil o los aviones jugarían un papel importante en el cambio climático; el desarrollo nuclear nos ha traído desastres (por causas bélicas o por accidentes); las radiaciones electromagnéticas o los transgénicos pueden provocar desequilibrios ambientales y problemas de salud cuyas consecuencias están por ver; la ganadería intensiva es un caldo de cultivo de enfermedades que pueden afectar allá dónde viajen los productos (gripes, vacas locas); los accidentes de tráfico son la primera causa de mortalidad en los países desarrollados; los avances médicos contrastan con todo un espectro de nuevas enfermedades y trastornos psicológicos (depresiones, ansiedad, anorexia, obesidad, asma, cáncer)...

A pesar de todo ello, la elección está hecha pues la dinámica de nuestras sociedades ha convertido en necesidad el transporte rápido, la producción de energía masiva y potencia armamentística, comunicaciones sofisticadas, los alimentos mejorados y más rentables, el trabajo intensivo y repetitivo...

Muchos esfuerzos se concentran en desarrollar técnicas que mitiguen los efectos negativos de todo esto (protocolos, planes de emergencia, eficiencia de motores, energías renovables, medicamentos para cada nuevo problema de salud, control de especies, seguridad vial...), pero no en replantearse cómo actuar sobre las causas. Se trata de discernir si las herramientas que usamos son realmente necesarias, cumplen su función de manera satisfactoria y las podemos controlar o si, por el contrario, nos hemos convertido en sus esclavos.


La mercantilización de la vida

El Desarrollo, no sólo se ha basado en la creación un medio idóneo en el que subsistir de manera indefinida, sino que también ha sido necesario la inclusión del cuerpo social en este medio y desconectarlo del mundo natural que se intenta dominar.

Ésto sólo ha sido posible mediante la invasión generalizada de la vida de cada individuo y la inclusión total en un nuevo paradigma dónde todo gira alrededor de las nuevas aplicaciones científico-técnicas. Se trata de una invasión tanto espacio físico, con la ciudad como paradigma del Progreso, como del tiempo: todo va más rápido, porque todo puede y debe hacerse más rápido.

Al mismo tiempo, la sociedad moderna se caracteriza por mediatizar las relaciones humanas a través de un universo de imágenes preestablecidas que marcan las pautas sobre los deseos, las esperanzas, los valores, los placeres y los comportamientos esperables de cada individuo.

En este nuevo entorno prefabricado, el trabajo [productivo y asalariado] juega un papel fundamental como elemento alienante y clave, además, en el mantenimiento de las dinámicas de producción y consumo. La vida entera gira en torno al trabajo. Ni los avances técnicos, ni el aumento de la riqueza, ni la sociedad del conocimiento... nada ha conseguido reducir el número de horas de trabajo, ni la cantidad de trabajadorxs. Es patente, sin embargo, que en el proceso de producción, cada individuo juega un papel ínfimo y se convierte en una pieza reemplazable y reutilizable según la necesidad, por lo que se convierte en tiempo vacío y sin significación.

La solución a este vacío generalizado ha sido llenar nuestra existencia de todo tipo productos en constante evolución, siempre caducos y desechables por otros nuevos, fugaces representantes de nuevo estado de la modernidad e incapaces de dotarse de un verdadero significado a sí mismos, ni de un fin real: ropa, gadgets, coches y todo tipo de modas pasajeras... un mundo construido para el que no hay otro papel más allá del de consumidorxs.

Pero la cruda realidad de la sobreproducción, de la abundancia de lo inútil, del hiperconsumo y las seudo-necesidades reinante en los países “desarrollados” demuestra cada vez con más intensidad que, lejos de acercarnos al bienestar y a la felicidad, nos aleja cada vez más de unas condiciones que nos permitan acceder a ella: largas jornadas laborales, problemas psicológicos, aires contaminados, esperas, masificación, insatisfacción, estrés...

Un mundo demasiado pequeño
Los perniciosos e imprevistos efectos del Progreso como ideología y su incapacidad patente para armonizar las relaciones entre los hombres y su entorno no han sido suficientes para que el crecimiento sea adoptado como camino incuestionable al bienestar. Esta apuesta por el productivismo desaforado desencadena procesos irreversibles y choca de frente con dos realidades que tienen en común la limitación y escasez de recursos de nuestro planeta:

Desarrollo a expensas del mundo

La construcción y mantenimiento del “mundo desarrollado” se ha realizado a expensas de mantener en la miseria y en la pobreza a la mayoría de sus habitantes. Llama la atención que el “subdesarrollo” sea la tónica general en un planeta que desea ante todo el Desarrollo. Esto se explica porque la existencia de trabajadores pobres, de materiales baratos, de mercados injustos está en la base de las creación de condiciones económicas y sociales que permiten progresar en otros lugares.

El Desarrollo está, por tanto, estrechamente ligado a la limitación del acceso a él de una mayoría global. A partir de aquí resulta una mera fantasía pensar en exportar el estándar de vida “occidental” a escala planetaria: el planeta es simplemente incapaz de abastecer de recursos a una sociedad del Progreso a nivel global (crecimiento, abundancia...).

Un modelo sin futuro

Precisamente, la creciente escasez de recursos, especialmente combustibles fósiles, pero también madera, agua potable, tierras fértiles... indican que el modelo del crecimiento está irremediablemente condenado al fracaso.

La irrupción de la “sociedad del conocimiento”, con una economía cada vez más desligada de la riqueza real generada y del tiempo de trabajo dedicado representa la última vuelta de tuerca de un sistema obcecado en crecer como sea: globalización económica, apertura de nuevos mercados, expansión de los servicios, burbujas especulativas, eficiencia, reciclaje... Sin embargo, resulta irrisorio intentar desacoplar el desarrollo y la propia economía del consumo brutal consumo de recursos y que no hace sino ir en aumento: las redes de comunicación, el sector servicios, la innovación tecnológica y el resto de elementos fundamentales de la “sociedad del conocimiento” son intrínsecamente dependientes de suministros energéticos y materiales en masa.

La búsqueda de la eficiencia máxima con las esperanzas puestas en soluciones tecnológicas que consigan desligar el desarrollo de consumo de manera efectiva chocha de lleno con el significado de crecimiento exponencial, siempre un paso por delante de todo ahorro realizado, y con la falta de consideración de factores como el crecimiento demográfico o el efecto rebote.

* * *

Todo lo anteriormente explicado muestra cómo la ideología del Progreso se ha mostrado incapaz, y es cada vez más evidente, de armonizar la relación hombre y naturaleza de manera duradera y justa. El fracaso del Desarrollo contrasta con una fe ciega en todos los problemas acabarán por solucionarse permaneciendo en esta vía: el desarrollo y el crecimiento son constantes en el discurso político y sus indicadores (como el P.I.B.) se utilizan absurdamente para evaluar nuestro grado de bienestar.

Desde Jóvenes Verdes no podemos obviar el camino seguido ni la gravedad de la situación actual. Estamos pues obligadxs a buscar alternativas reales y radicalmente distintas al modelo reinante.

El Decrecimiento
El Decrecimiento representa una ruptura radical de una serie de creencias y valores predominantes en la sociedad actual, en particular con la ideología del Progreso y la búsqueda del crecimiento económico y material como camino único al bienestar.

Es importante no reducir el término al simple opuesto de “crecimiento”. El decrecimiento representa una ruptura total con lo que actualmente representa el Progreso (tampoco confundir con una simple “oposición” a todo progreso) para pasar a priorizar actitudes, valores y modos de vida que conformen una verdadera alternativa al mundo contaminado, injusto e infeliz que nos empeñamos en desarrollar.

A continuación pasamos a explicar algunas de las claves sobre el Decrecimiento y el establecimiento de una sociedad decrecentista:


Una ruptura total


El culto al Progreso invade sistemáticamente todos y cada uno de los ámbitos de la vida: organización social, costumbres, toma de decisiones, modo de relacionarnos... y lo hace siempre de manera que resulta imposible actuar separadamente sobre una parte del sistema sin cuestionar su totalidad.

Esta unicidad, basada en un conjunto innombrable de interrelaciones, convierte en inútil toda aplicación del término decrecimiento a facetas y efectos concretos del Progreso. No tiene sentido presentar el decrecimiento como la simple reducción de ciertos elementos considerados negativos. Limitarse a hablar pues de “decrecimiento económico”, de “decrecimiento de las emisiones”, “decrecimiento del uso de plásticos” no es hablar de Decrecimiento e introduce ambigüedades en un término que cuestiona la totalidad de la idea de Progreso.

Decrecimiento y desarrollo sostenible

El concepto de desarrollo sostenible resulta incompatible con el Decrecimiento pues no cuestiona la base del Desarrollo, punto esencial de la crítica realizada por el Decrecimiento.

La búsqueda de un “desarrollo” con un bajo consumo de recursos que pueda perdurar en el tiempo se nutre principalmente de una fe ciega en los avances tecnológicos en materia de eficiencia, miniaturización y reciclaje. Se evidencia entonces que el desarrollo sostenible está basado y sostenido por propia idea de “desarrollo”.

La proliferación del uso propagandístico y publicitario del desarrollo sostenible atestigua su poca validez a la hora de representar una verdadera alternativa más allá de un exceso de buenas intenciones o de una careta verde.

Por su parte, el crecimiento cero como propuesta concreta relacionada con el desarrollo sostenible, ha quedado plenamente desfasada al ser huella ecológica mundial desproporcionada en relación a las capacidades del planeta.


Redefinir el trabajo

La búsqueda constante e incuestionada del Desarrollo utiliza el consumo como vehículo de acceso a todos los productos resultantes de la constante evolución de sus técnicas. Sean útiles o no, resulten desastrosos o no, se necesiten o no, esta producción (que se manifiesta en el plano material, pero también en el cultural y en los servicios) sirve como justificante de la necesidad de ir siempre “más allá”.

El desarrollo necesita de un elemento que garantice, por un lado, la producción creciente de bienes y servicios, y por otro, la posibilidad al cuerpo social de adquirirlos constantemente, desecharlos y reemplazarlos con la mayor facilidad posible.

Este elemento es el trabajo. El trabajo actúa como centro de la organización social. La vida gira en torno al trabajo. Desde la infancia se nos enseña, se nos prepara específicamente para vender nuestro tiempo a cambio de un salario.

Al mismo tiempo, la organización del trabajo asegura que la mayor parte de este salario se invierta en productos y servicios necesarios para seguir trabajando, o para olvidarse por unas horas del trabajo: coches, ordenadores, ocio, cuidados....

El Decrecimiento apuesta por el fin del trabajo tal y como lo conocemos. Este fin, se concreta en varios aspectos:

La valoración y reconocimiento de las actividades no remuneradas y no productivas (menaje del hogar, voluntariado, cuidado de niños y personas mayores, artes etc...): Estas actividades son elementos de cohesión social de especial importancia, pero no son “rentables”, por lo que siempre están relegados a un segundo plano.

Reducción de la producción: los límites físicos a los que el crecimiento nos enfrenta hacen necesaria una reducción de la producción (y del consumo). Se han de producir menos bienes y servicios y, por tanto, se deben reducir las horas de trabajo totales. La aceptación sin reparos de esta necesidad implica el abandono del objetivo del pleno empleo así como la reducción efectiva del número total de horas de trabajo. Aumentar el tiempo libre, más bien escaso en la actualidad, facilitaría la inclusión y participación en la sociedad de un mayor número de personas, la realización de actividades no-monetarias (voluntariado, bancos del tiempo) y, en el fondo, la posibilidad de encontrar lo que de verdad nos hace felices más allá del imperativo material reinante.

Fomento de la producción ecológica, cooperativa y el auto-abastecimiento: recuperar las técnicas de producción adaptadas al entorno y que permitan auto-abastecernos en pequeños grupos es ideal para reducir el impacto medioambiental y social del trabajo. Para satisfacer nuestras verdaderas necesidades no debería hacer falta un despilfarro de recursos en forma de embalaje, conservación y transporte del producto.



Priorizar lo local

La globalización, entendida como interconexión efectiva y global a todos los niveles (económico, tecnológico, cultural...) ha sido un elemento clave a la hora de desarrollar las condiciones necesarias del desarrollo y del crecimiento que, aunque desigualmente repartido, se ha producido con gran intensidad.

Las relaciones de dependencia generadas abarcan igualmente diversos niveles y conforman un conjunto extremadamente complejo de tratar desde una lógica decrecentista y que asegure la igualdad y la justicia para/con todas las partes.

Desmontar este sistema implica volver decididamente a la cercanía: producción local, distribución local, consumo local, cultura local... Se trata de adaptar nuestros modos de vida en todas sus formas a las características y condiciones que el entorno más próximo nos ofrece.

La vuelta a lo local actúa en dos facetas de importancia para el Decrecimiento: por un lado se consigue reducir el impacto generado por el comercio intercontinental de mercancías a la vez que se visibiliza el efecto de la actividad humana sobre el territorio, que recae actualmente sobre lugares lejanos y desconocidos. Por el otro, se simplifica la gestión local, democrática y justa de las actividades, y se facilita la adaptación a las características específicas de cada zona, como veremos más adelante.

Volver a lo simple

El Progreso no ha consistido simplemente en la posibilidad de producir y consumir una gran cantidad de productos, sino en el emplazamiento de todo una organización sistemática que ordene, gestione y posibilite el desarrollo de técnicas más avanzadas con las que, a su vez, solucionar los problemas generados por el crecimiento y afrontar una vuelta de tuerca más.

La consecuencia inmediata ha sido una complexificación general que afecta a todo los niveles. La figura del “especialista” es ahora clave a la hora de entender y actuar sobre cualquier dominio. Una persona no especializada es de poco uso en una sociedad desarrollada.

La especialización de la sociedad ha dado lugar a una serie de dependencias y jerarquías que limitan las capacidades de cada individuo y la libertad para elegir su modo de vida. Muchas de las tareas que tradicionalmente realizábamos en pequeños grupos o individualmente han sido traspasadas a “especialistas”: producción alimenticia, confección y arreglos de ropa, cuidado y educación de niñxs, reparaciones, seguridad...

El Decrecimiento apuesta por una vuelta a lo pequeño y a lo simple, a aquellas herramientas y técnicas adaptadas a las necesidades de uso, fáciles de entender, intercambiables y modificables. Una vez más, se trata de romper las cadenas que nos atan a un mundo auto-destructivo e incapaz de satisfacer las verdaderas necesidades de todxs re-adaptando nuestras herramientas de manera que podamos utilizarlas y dejar de usarlas a voluntad, frente a la obligación constante de servirnos de los productos del desarrollo: aviones, televisión, electricidad, carreteras, alimentos importados, móviles, sistema educativo, medicamentos...

Autogestión y democracia participativa

La ardua complejidad de todos los niveles de organización, de la que venimos hablando anteriormente, ha requerido el emplazamiento estructuras e interrelaciones imprescindibles para su correcto funcionamiento. Detrás cada uno de los productos del Desarrollo y su utilización masiva (coches, medicamentos, armas, supermercados, propaganda...) existe un entramado político, económico y social no sólo los hace realidad, sino que los elige por nosotrxs. Hemos perdido toda capacidad de control o decisión sobre la dirección de nuestros pasos pues las formas de organización actuales responden únicamente a la necesidad de gestionar de manera eficiente ciertas realidades y, por tanto, está fuera de lugar la participación activa de todas las personas relacionadas, ni la adaptación a cada una de las micro-realidades afectadas.

El Decrecimiento apuesta por la autogestión, es decir, la gestión directa de la realidad que nos afecta: alimentación, comunicación, educación, salud... Por supuesto, la autogestión conlleva una necesaria simplificación y readaptación de las herramientas de las que nos servimos, junto con el abandono de muchos de los productos, en un amplio sentido de la palabra, actualmente presentes y que no necesitamos en una sociedad decrecentista (estados, burocracias, mercados bursátiles, corporaciones, ejércitos, supermercados, nucleares...).

La democracia participativa es clave en el éxito de un sistema colectivizado, de manera que se adapte a todxs sus participantes de la mejor manera posible, y siempre abierto a modificaciones y mejoras decididas desde la base.

Feminismo y decrecimiento


El decrecimiento tiene importantes puntos de encuentro con las luchas feministas y la deconstrucción del patriarcado, por ejemplo a la hora de valorizar y reconocer el trabajo no productivo, que muchas veces recae sobre las mujeres, y buscar una redistribución equitativa de las tareas.

Tradicionalmente, la carga de trabajo productivo ha recaído sobre el hombre. Sin embargo, el acceso masivo de la mujer al mercado laboral no ha significado ni una reducción de la jornada laboral de los hombres, ni un cambio significativo en las proporciones de tiempos dedicados al menaje del hogar, ni a los cuidados. Por tanto, este paso hacia la “igualdad” ha supuesto en realidad un aumento en las responsabilidades y tareas de las mujeres.

El decrecimiento juega un importante papel a la hora de buscar soluciones efectivas a las desigualdades mediante la valoración de los trabajos no-productivos como el doméstico, o los cuidados de personas mayores y niñxs que recaen mayoritariamente en manos de las mujeres.

Una reducción generalizada del tiempo dedicado al trabajo mercantil para todas y todos y, por ende, de la producción como propone el decrecimiento, favorece la repartición equitativa de todos los tipos de trabajo entre mujeres y hombres, porque que evita la carga doble de la mujeres y facilita a los hombres una necesaria toma de responsabilidad en tareas domésticas, al no crecer el volumen total de su trabajo.

* * *

El Decrecimiento es aún un concepto en construcción, con muchos ángulos, interpretaciones y modos de aplicación sobre los que hay que seguir trabajando y dando a conocer al exterior.

Nosotrxs, Jóvenes Verdes, apostamos por el Decrecimiento como salida durable y realista a la crisis ecológica y social y nos comprometemos a defender y difundir el concepto de manera transversal en nuestras actividades y comunicados.


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Aprobada en la V huerta de Jóvenes Verdes del 6 al 8 de diciembre de 2009 en Málaga.

martes, 19 de enero de 2010

Tierra y Humanidad: una comunidad de destino


Autor: Leoanardo Boff

Tenemos que empezar el año con esperanza, pues urge hacer frente al clima de conmoción y de frustración que significó la COP 15 de Copenhague. Ciertamente, el calentamiento global comporta graves consecuencias. Sin embargo, desde una perspectiva más filosofante, no estaría destinado a destruir el proyecto planetario humano, sino que lo obligaría a elevarse a un estadio más alto para que sea realmente planetario. Urge pasar de lo local a lo global y de lo nacional a lo planetario.

Si miramos hacia atrás en el proceso de la antropogénesis, podemos afirmar: la crisis actual, como las anteriores, no nos llevará a la muerte sino a una integración necesaria de la Tierra con la Humanidad. Será la geosociedad. En ese caso, estaríamos entonces ante un sol naciente y no ante un sol poniente.

Tal hecho objetivo conlleva un dato subjetivo: la irrupción de la conciencia planetaria con la percepción de que formamos una única especie, ocupando una casa común, con la cual formamos una comunidad de destino. Esto nunca había ocurrido antes, es lo nuevo de la actual fase histórica. Es innegable que hay un proceso en curso que ya tiene miles de millones de años: la ascensión rumbo a la conciencia. A partir de la geosfera (Tierra) surgió la hidrosfera (agua), enseguida la litosfera (continentes), posteriormente la biosfera (vida), la antroposfera (ser humano) y para los cristianos la cristosfera (Cristo). Ahora estaríamos ante la inminencia de otro salto en la evolución: la irrupción de la noosfera que supone el encuentro de todos los pueblos en un único lugar, el planeta Tierra, y con una conciencia planetaria común. Noosfera, como la palabra sugiere (nous en griego significa mente e inteligencia), expresa la convergencia de mentes y de corazones dando origen a una unidad más alta y compleja.

Lo que nos falta, por el momento, es una Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad que coordine las conciencias y haga converger las diferentes políticas. Hasta ahora nos limitábamos a pensar en el bien común de cada país. Ampliamos el horizonte al proponer una Carta de los Derechos Humanos. Esta fue la gran lucha cultural del siglo XX. Pero ahora surge la preocupación por la Humanidad como un todo y por la Tierra entendida no como algo inerte, sino como un superorganismo vivo del cual nosotros los humanos somos su expresión consciente. ¿Cómo garantizar los derechos de la Tierra junto con los derechos de la Humanidad? La Carta de la Tierra surgida en los inicios del siglo XXI intenta responder a esta demanda.

La crisis global nos está exigiendo un gobierno global que coordine soluciones globales para problemas globales. Ojala no surjan centros totalitarios de mando sino una red de centros multidimensionales de observación, de análisis, de pensamiento y de dirección que tengan como objetivo el bien vivir general.

Se trata sólo del comienzo de una nueva etapa de la historia, la etapa de la Tierra unida con la Humanidad (que es la expresión consciente de la Tierra). O la etapa de la Humanidad (parte de la Tierra) unida a la propia Tierra, formando juntas una única entidad, una y diversa, llamada Gaia o Gran Madre.

Ahora estamos viviendo la edad de hierro de la noosfera, llena de contradicciones, pero aun así, creemos que todas las fuerzas del universo conspiran para que se afirme. Hacia ella está marchando nuestro sistema solar, quién sabe si toda la galaxia, y hasta incluso este tipo de universo, pues según la teoría de las cuerdas puede haber otros, paralelos. Es frágil y vulnerable, pero viene cargada de nuevas energías, capaces de moldear un nuevo futuro. Tal vez en este momento la noosfera sea solamente una llama trémula, pero representa lo que debe ser. Y lo que debe ser tiene fuerza. Tiende a realizarse.

martes, 12 de enero de 2010

¿Qué es el ser humano?


por Leonardo Boff

¿Qué somos nosotros? Cada cultura, cada saber y cada persona trata de encontrar una respuesta. La mayoría de las comprensiones son insulares, rehenes de cierto tipo de visión. Sin embargo, las contribuciones de las ciencias de la Tierra, englobadas por la teoría de la evolución ampliada, nos han aportado visiones complejas y totalizadoras, insertándonos como un momento del proceso global, físico, biológico y cultural. Pero no acallaron la pregunta; al contrario, la radicalizaron

Pues, ¿qué somos? El ser humano es una manifestación del estado de energía de fondo, de donde todo proviene (vacío cuántico), un ser cósmico, parte de un universo entre otros paralelos, articulado en nueve dimensiones (teoría de las cuerdas), formado por los mismos elementos físico-químicos y por las mismas energías que componen todos los seres. Es habitante de una galaxia, una entre doscientos mil millones, que depende del Sol, estrella de quinta categoría, una entre otras trescientos mil millones, situada a 27 mil años luz del centro de la Vía Láctea, cerca del brazo interior de la espiral de Orión. Mora en un planeta minúsculo, la Tierra. Somos un eslabón de la corriente única de la vida, un animal de la rama de los vertebrados, sexuado, de la clase de los mamíferos, del orden de los primates, de la familia de los homínidos, del género homo, de la especie sapiens/demens, dotado de un cuerpo con 30.000 millones células, continuamente renovado por un sistema genético formado a lo largo de 3.800 millones de años, portador de tres niveles de cerebro con diez a cien mil millones de neuronas: el cerebro reptiliano, surgido hace 200 millones de años, alrededor del cual se formó el cerebro límbico, hace 125 millones de años, completado finalmente por el cerebro neocortical, surgido hace cerca de 3 millones de años, con el cual organizamos conceptualmente el mundo. Es portador de una psiqué de la misma antigüedad que su cuerpo, que le permite ser sujeto, una psiqué estructurada alrededor del deseo, de arquetipos ancestrales y de todo tipo de emociones, coronada por el espíritu -aquel momento de la conciencia por el cual se siente parte de un todo-, que lo hace siempre abierto al otro y al infinito, capaz de crear y captar significados y valores, y capaz de preguntarse sobre el sentido último del Todo, hoy en su fase planetaria, rumbo a la noosfera por la que mentes y corazones convergirán en una humanidad unificada.

Nadie mejor que Pascal (+1662) para expresar el ser complejo que somos: \"¿Qué es el ser humano en la natureza? Nada comparado con el infinito y todo comparado con la nada, un eslabón entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde es sacado ni el infinito hacia el que es atraído”. En él se cruzan los tres infinitos: lo infinitamente pequeño, lo infinitamente grande y lo infinitamente complejo (Chardin). Siendo todo eso, nos sentimos incompletos, y naciendo todavía. Estamos siempre en la prehistoria de nosotros mismos. Y a pesar de eso experimentamos que somos un proyecto infinito que reclama su objeto adecuado, también infinito, llamado Dios.

Y somos mortales. Nos cuesta acoger la muerte dentro de la vida y el drama del destino humano. Por el amor, por el arte y por la fe presentimos que hay algo que va más allá de la muerte. Y sospechamos que en el balance final de todas las cosas, un pequeño gesto de amor verdadero que hayamos hecho vale más que toda la materia y la energía del universo juntas. Por eso, sólo tiene sentido hablar, creer y esperar en Dios si Él es sentido como prolongación del amor, en forma infinito.

domingo, 10 de enero de 2010

Estados de ánimo

Hoy te quiero preguntar algo

¿Cómo has aprendido a manejar tus estados de ánimo, tu vida, y cada una de tus relaciones durante procesos intensos?

Cada día hay más y más situaciones en nuestra vida que requieren de toda nuestra atención, pero, hay momentos, en los cuales particularmente no logramos saber bien qué hacer, cómo actuar, qué decisión tomar. Nos sentimos confundidas, cómo si nos hubiesen quitado la brújula, nos sentimos expuestas, tristes, con estados de ánimo extraños y sumamente irritables.

Algunos médicos lo llaman curvas de embarazo, es decir, o si te embarazaste previamente tu cuerpo, llega un punto en dónde te dice: Hey ¿qué paso? vamos a embarazarnos nuevamente! Necesito ocupar la matriz y crear vida!
Cuando no pasa esto, el cuerpo se pone en un estado de rebeldía, ya que no comprende, el porqué no has logrado ocupar la matriz, y vienen rebotes hormonales duros, problemas en el peso, estados de ánimo extraños y aveces hasta violentos, irritabilidad, incertidumbre, falta de ganas y de energía vital, o todo lo contrario, una exitación fuera de lo normal, demasiada alegría y deseos de hacer todo lo que no hemos hecho durante mucho tiempo.
No es qué estemos entrando en una etapa nociva y que ya perdimos un tornillo en la cabeza, nada más lejos de la verdad, lo que sucede es qué para nuestro ser interior, el crear vida, es conectar con su esencia dadora y generadora, es volver al origen y recuperar ese contacto tan especial e intimo con la Diosa.
Las hormonas son poderosos conductores de emociones, sensaciones y pensamientos, las cuales bien manejadas son nuestras mejores amigas, pero cuándo algo, no sucede correctamente, tal pareciese que existiera un golpe de estado dentro de nosotras mismas!

Si en algún momento te has sentido así o estás entrando dentro de este estado de curva de embarazo, o de rebote hormonal, por la menopausia o algún cambio de vida intenso, NO TEMAS. Trata de no juzgarte, de no etiquetarte y convertirte en tu peor juez y enemiga.. Todo es un ciclo, y la vida en sí misma tiene ciclos, para todo. Tú eres parte de esa danza biológica y no estás exenta de vivir cada proceso a la par de toda la creación.

Así cómo la abuela luna cómo la suelen llamar los indios norteamericanos, tiene fases y pasa por momentos de absoluta grandeza y otros de gran oscuridad, así lo eres tu también. No temas.. Es parte de quién eres, es un proceso natural, ten paciencia, trata de entrar en un espacio de recogimiento dentro de ti, entiéndete, y si lo deseas, llora, expresa tu dolor, escribe, canta, baila, métete en la cama y lee un buen libro o simplemente sal a caminar y busca conectar con la naturaleza de una forma mucho más profunda. Busca escuchar el sonido del viento, siente la lluvia en tu rostro, ríe ante el sol abierto, toca un susurro de algún grillo... Fluye, conviértete, integrate a tus raíces, reconecta con quien eres, PARTE DE LA MADRE TIERRA, siente sus latidos dentro de tu corazón y sumérgete en el proceso.

Eres un ave fénix y pronto, renacerás y mucho más mujer, más bella, más sabia, más plena....
No temas sentir en cada parte de tu ser, todas las estaciones, todos los climas, todos los ritmos, eres un todo.

Con todo mi amor
Edith Farías

jueves, 7 de enero de 2010

Ser feliz en el Siglo XXI

Un viaje en seis estaciones por el laberinto de la felicidad


A principios del siglo XX un antropólogo del gobierno colonial belga se topó en el corazón de la selva congoleña con un grupo de pigmeos. Cuentan que aquellos hombres prácticamente desnudos y desposeídos de casi todo le parecieron tan risueños que no pudo resistirse a preguntarles si se sentían felices. Para su sorpresa, los pigmeos no supieron qué contestar. No entendían la pregunta. Los términos “feliz” y “felicidad” no estaban en su vocabulario por la sencilla razón de que no los necesitaban. Y es que el uso y la democratización del concepto “felicidad” es relativamente reciente. A mediados y finales del siglo XVIII, con la ilustración y la revolución francesa y americana, es cuando se considera a la felicidad un derecho de los ciudadanos, un bien al que aspirar legítimamente. Desde entonces la idea de la felicidad se ha ido modificando hasta convertirse hoy en un codiciado objeto de deseo.
Pero ¿en qué consiste la felicidad hoy, en las puertas del Siglo XXI?
Si atendemos a la gran variedad de libros y estudios que se están publicando actualmente sobre el tema, no cabe duda de que la felicidad vuelve a estar de moda. Sicólogos, sociólogos, economistas, antropólogos, biólogos y muchos otros especialistas de diferentes disciplinas abordan hoy con renovada curiosidad su estudio.
En un mundo donde los indicadores de riqueza están aparentemente en alza, algo no cuadra cuando a la vez las enfermedades psicológicas, la depresión, la angustia o las urgencias psiquiátricas van en aumento. Quizás, los pigmeos con los que se topó el antropólogo colonial belga en el siglo pasado, no sabían lo que era la felicidad pero eran bien felices y hoy, tenemos aparentemente muchas cosas que nos deberían procurar una felicidad que no es tanta como cabría esperar. ¿Será que la misma obligación de ser felices genera infelicidad? Este es un enigma que sólo se responde hablando con muchas personas, de diferentes países y bajo diferentes prismas. Si el ejercicio se lleva a cabo, nos damos que la felicidad se construye no a través de las cosas sino en otras dimensiones más sutiles, menos tangibles.
Adentrémonos entonces en el laberinto de la felicidad y veamos cuáles son las paradas que debemos hacer en el viaje hacia su encuentro para que ésta nos bendiga con su presencia.

PRIMERA PARADA: AMOR, TERNURA Y AFECTO
“La felicidad es hacer felices a los demás”
Francios Lelord

A finales de los años 60, Palito Ortega entró en las listas de éxitos musicales con una canción pegadiza cuyo estribillo rezaba: “La felicidad, ja, ja, ja, ja, me la dio tu amor, jo, jo, jo, jo”. Hoy, casi cuarenta años después, la ciencia y los estudios sociológicos le dan la razón al estribillo de Palito. Según la neurobiología y los estudios de opinión, la materia prima esencial de la felicidad es el amor. Nadie es más feliz que el que ama y a su vez se siente correspondido. La ternura, el afecto y las caricias son la primera parada obligada en el camino hacia el centro del laberinto de la felicidad.
El amor y la intimidad que de él se deriva constituyen la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. En ese proceso, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias. Es a través de esa toma de conciencia de lo que podemos llegar a ser gracias al reconocimiento y al apoyo de quien nos ama que se pone en marcha el proceso que permite que nuestro potencial se convierta en realidad. Allí, en el proceso de desarrollo personal que nace del amor, se experimenta una experiencia mucho más intensa que el placer: la felicidad.

SEGUNDA PARADA: CONCIENCIA
“La felicidad consiste en valorar lo que tienes”
Hellen Keller.

Otra característica común de las personas que se declaran felices es su capacidad para valorar y disfrutar de lo que tienen. Y no nos referimos a la posesión de bienes materiales, que más que felicidad procuran confort, bienestar o placer. Al contrario, la felicidad parece emerger de la toma de conciencia de aquello que es obvio y que, precisamente por ello, obviamos: un buen estado de salud, la compañía de nuestros afectos, el contacto con la naturaleza, una buena conversación, tener el privilegio de trabajar en algo que nos gusta... Sin duda, los conceptos consciencia, amor y felicidad van juntos. Ya lo decía el sabio alquimista medieval Paracelso: “Quien conoce, ama. Y quien ama, es feliz”.

TERCERA PARADA: VOLUNTAD DE SENTIDO
“Quien tiene un porqué vivir, encontrará siempre un cómo”
Víctor Frankl.

Hay otro elemento común entre aquellas personas que se declaran felices: la voluntad de sentido. El ejercicio voluntario y consciente de dar un significado positivo y constructivo a lo vivido, sea cuál sea el signo de la experiencia registrada. Luego, desde el ejercicio de tal voluntad de sentido no es tan importante aquello que nos sucede como el significado que le damos a lo sucedido. Dicho de otro modo: toda experiencia negativa que hemos padecido en el pasado puede ser el elemento alquímico de la felicidad en el futuro. Los ejemplos son múltiples y abordan todas las dimensiones de la vida: “si no hubiera conocido a esa pareja que me hizo la vida imposible, no podría valorar a la que tengo ahora”. “Si no hubiera tenido aquel jefe tan lamentable, que me mostró lo que nunca se debe hacer, no sabría valorar hoy el hecho de tener un buen jefe como el que ahora tengo”. “Si no hubiera sufrido tal enfermedad, no habría tomado conciencia de cómo desarrollar unos nuevos hábitos de cuidado de mi cuerpo, etc.”
La persona feliz intenta extraer la parte positiva de todo lo vivido. No desde la ingenuidad, ni desde la estupidez, tampoco desde la sumisión, sino desde el coraje, la fuerza interior y la entrega a la propia vida.
En este sentido, Albert Camus aseguraba que “la propia lucha para alcanzar la cima basta para llegar al corazón de un hombre” Y concluía “Sísifo debió de ser feliz”.

CUARTA PARADA: EL LUJO DE LO ESENCIAL
“Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra”
Anthony de Mello
Nacemos ingenuos y felices, y la paradoja es que vamos dejando de serlo a medida que buscamos la felicidad en los objetos, en la materia. También en muchos casos y a medida que crecemos y envejecemos, la inteligencia nos lleva al escepticismo. Pero el escepticismo no es una buena base sobre la que edificar la felicidad, más bien es una parada necesaria en el camino de la sabiduría, nunca la estación final. La misma inteligencia que nos llevó a él, debe devolvernos a la ingenuidad perdida no como un medio para alcanzar la felicidad, sino como un fin. Y es en esa ingenuidad donde, de repente emerge la humildad y la gratitud, ingredientes imprescindibles en el viaje hacia el centro del laberinto de la felicidad. Desde ellas valoramos lo esencial, lo simple, lo auténtico, lo honesto: la amistad, la belleza natural, el arte que emerge de la entrega, el lujo de lo esencial.

QUINTA PARADA: SERVIR
“Si queremos un mundo de paz y de justicia
debemos poner la inteligencia al servicio del amor”.
Antoine de Saint-Exupéry.

Llegados a este punto, aparece la pregunta inevitable: ¿Cómo podemos ser felices si vivimos en un mundo donde la justicia, la solidaridad, la paz o los derechos humanos son aún una utopía en muchas partes de nuestro planeta? Quizás en esa tristeza inevitable que nace al leer el periódico cada día está el acicate hacia la creación de la felicidad, pero no la propia, sino la del ser humano que sufre. Si no hay tristeza no puede haber compasión ni rebelión, y si no hay compasión ni rebelión, no puede haber verdadero impulso hacia la transformación. La compasión, la entrega al otro, el servir a una causa mayor que uno mismo es fuente de felicidad, aunque sólo sea desde el egoísmo inteligente que hace al entregarnos al otro, consigamos olvidarnos de nuestros propios problemas.
Por difícil que sea su situación, las personas que construyen su felicidad en el servicio al otro, no ven la existencia como un coto cerrado, sino como un universo de posibilidades en el que todo está por hacer. En ese reto por cumplir, en la utopía que lograr, está también la felicidad.


SEXTA PARADA: LA ALEGRÍA
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías
mientras aguardan la gran felicidad”.
Pearl S. Buck
Finalmente, si todo lo anterior nos resulta demasiado complejo, siempre podemos llegar a la felicidad de la mano de la alegría. Como los pigmeos que citábamos al principio de este artículo, mucho tenemos que aprender de los humanos que desde su desnudez nunca tuvieron necesidad de romperse la cabeza intentando conceptuar qué es la felicidad ya que ellos, simplemente, experimentaban la alegría. Ésta es más directa, más simple, más fácil, más inocente y más tangible que la felicidad. La alegría nos espera en las pequeñas cosas de la vida para susurrarnos al oído que a través de ella, podemos ser felices.
Y es que es realmente difícil ser felices si buscamos incesante y angustiadamente en qué consiste la felicidad. Porque ésta no es un lugar al que llegar, es más bien una manera de andar. No es un destino, es un síntoma que aparece al caminar. Y mientras hay quienes se dedican a perseguir la felicidad, otros la crean amando, sirviendo, desarrollando su conciencia, procurando cuidar lo esencial o brindando pellizcos de alegría a quienes les rodean.
En el fondo, los pigmeos tenían razón, no es tan complicado ser feliz.
Feliz semana.

Alex Rovira Celma

El 74% del planeta rechaza el capitalismo neoliberal

Sorprendente encuesta global censurada: el 74% del planeta rechaza el capitalismo neoliberal
Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

Nueve de cada diez chilenos reclama la intervención del Estado en la redistribución de la riqueza, mientras 84% desea someter a control al capitalismo de libre mercado que encarnan empresarios de extrema derecha como el candidato Sebastián Piñera. Una encuesta global encargada por la BBC de Londres a la investigadora internacional de opinión GlobeScan reveló en noviembre que el 91% de las personas consultadas en Chile desean que su gobierno asuma un rol más activo en redistribuir más uniformemente la riqueza, mientras 5% se inclina por un rol menos activo y 3% prefiere dejar las cosas como están.

Los resultados de la encuesta no se difundieron en los grandes medios de Chile ni América Latina durante la fanfarria del 9 de noviembre por el 20º aniversario de la caída del Muro de Berlín simplemente porque muestran un rechazo universal de 74% al capitalismo neoliberal contemporáneo. El dogma del libre mercado tal como existe hoy sólo tuvo 11% de aceptación entre 29.033 personas encuestadas en 27 países (1). Quienes muestran mayor adhesión al capitalismo “realmente existente” son los encuestados de EEUU (25%)… y Pakistán (21%).

Los latinoamericanos son los más partidarios de un papel activo del gobierno en el funcionamiento de la economía. En México, 92% apoya una mejor distribución de la riqueza, 91% en Chile y 89% en Brasil. Las proporciones más altas por ver más activos a los gobiernos en la regulación de los negocios se dieron en Brasil (87%), Chile (84%), Francia (76%), España (73%), China (71%) y Rusia (68%).

Datos de Chile

Según el reporte detallado por países (2), los chilenos lideran en el mundo la postura por un gobierno más activo en el control del capitalismo salvaje: 9 de cada 10 ciudadanos piden más acción gubernamental en la redistribución de la riqueza (en segundo lugar está México), mientras otro alto porcentaje reclama más actividad de regulación del gobierno (en segundo lugar está Brasil). Y un áspero tres cuartos del total de encuestados en Chile -otra vez entre los más altos del mundo- opina que debe haber más control y propiedad gubernamental sobre la industria.

- Casi la mitad (48%) está de acuerdo en declarar que el capitalismo de mercado libre tiene problemas que se requiere resolver con más regulación y reformas, pero el 20% cree que se necesita un sistema distinto y apenas 5% estima que el mercado libre es aceptable sin cambios.
- Un 72% de chilenos encuestados aprueba más control gubernamental de industrias importantes, mientras 11% quiere menos control y 9% prefiere el nivel actual.
- 91% opina que su gobierno debe tener un rol más activo en la distribución uniforme de la riqueza, solamente 5% apoya un papel menos activo y 3% prefiere el rol actual.
- 84% pide una mayor presencia del gobierno en la actividad reguladora del capitalismo, mientras 9% clama por un rol menor y 3% apoya el papel actual.
- 59% cree que el colapso de la Unión Soviética fue positivo, mientras 11% estima que fue malo y 30% no ofreció respuestas.

La investigación en 27 países incluyó sólo a 5 de América Latina y cuyos gobiernos fomentan el neoliberalismo: Brasil, Chile, Costa Rica, México y Panamá. El resultado cayó como un balde a agua fría sobre los propagandistas del capitalismo, porque fue diametralmente opuesto al de la misma consulta realizada también por GlobeScan en 2005 en 20 países, que arrojó una mayoría de 63% favorable al capitalismo como el mejor sistema posible. El sondeo no sirvió para inflar la "Fiesta de la Libertad" en Berlín, pero tampoco exhibieron nostalgia por el desaparecido “socialismo real”.

El estudio, diseñado y encargado por la BBC, fue realizado por GlobeScan y el Programa de Actitudes Políticas Internacionales (PIPA, por su sigla en inglés) de la Universidad de Maryland, cuyo personal asociado interrogó cara a cara o por teléfono -entre el 19 de junio y el 13 de octubre de 2009- a los 29.033 encuestados en Australia, Brasil, Canadá, Chile, China, Costa Rica, República Checa, Egipto, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, Kenya, México, Nigeria, Paquistán, Panamá, Filipinas, Polonia, Rusia, España, Turquía, Ucrania, Reino Unido y EEUU. El margen de error por país oscila entre +/- 2,2% y 3,5%.

Adiós al capitalismo neoliberal

La encuesta destapó un aplastante rechazo de 74% al actual capitalismo neoliberal. El 51% opina que el sistema de mercado libre tiene problemas que podrían enderezarse sólo con regulación y reformas, mientras el 23% sostiene lisa y llanamente que el capitalismo está herido de muerte y se requiere un nuevo sistema económico, como opina desde un 43% en Francia, 38% en México, 35% en el Brasil, 31% en Ucrania y 20% en Chile. Las mayorías desean que sus gobiernos sean más activos en la posesión o control directo de industrias importantes en 15 de los 27 países. Esta visión es más frecuente en los ex estados soviéticos de Rusia (77%) y Ucrania (75%), pero también en Brasil (64%), Indonesia (65%) y Francia (57%).

Una mayoría promedio de 67% en todos los países quiere que los gobiernos redistribuyan más uniformemente la riqueza, pero esta postura alcanza un porcentaje mayor en 22 de los 27 países encuestados. En 17 países quieren ver al gobierno haciendo más por regular los negocios, con un promedio mundial de 56%. Un 22% estimó que el colapso de la URSS tuvo efectos negativos, mientras un promedio de 54% votó que fue bueno, pero esta opinión fue mayoritaria sólo en 15 de los 27 países, en tanto 24% mundial dijo no saber. Entre los países del extinto Pacto de Varsovia, el 61% de los rusos y 54% de los ucranianos creen que la desintegración de la URSS fue una cosa mala, en cambio, 80% de los polacos y casi 63% de los checos estiman lo contrario.

El presidente de GlobeScan, Doug Miller, admitió: “En apariencia, la caída del Muro de Berlín en 1989 pudo no haber sido la victoria final del capitalismo de mercado que pareció entonces, particularmente después de los acontecimientos de los últimos 12 meses”. Steven Kull, del PIPA, dijo: “Algunos aspectos del socialismo, tales como los esfuerzos del gobierno para igualar la riqueza, continúan atrayendo a mucha gente en todo el mundo”. En otras palabras, no hubo “fin de la historia”.

Resultados en detalle

Para los europeos, la desintegración de la URSS fue algo bueno, con una gran mayoría en Alemania (79%), Reino Unido (76%) y Francia (74%). En EEUU piensa lo mismo el 81%, igual que en naciones desarrolladas como Australia (73%) y Canadá (73%). Lejos del occidente desarrollado esta opinión es distinta: 7 de cada 10 egipcios (69%) piensa que la desintegración de la URSS fue lamentable. En la India, el 28% piensa que tuvo efectos negativos y el 26% la aplaude, en Kenia fue algo malo para el 28% y bueno para el 26% y en Indonesia, mala cosa para el 31% y algo bueno para el 28%. Empero, también es alto el porcentaje de quienes dicen no saber. En China, el 50% estima que la desintegración fue buena y 21% que fue mala.

A pesar de tener perspectivas similares en cuestiones clave, franceses y alemanes discrepan cuando se trata del capitalismo de mercado libre. En Francia, el 47% cree que los problemas del capitalismo se pueden solucionar con regulación y reformas, mientras casi otro tanto, 43%, cree que está fatalmente condenado. En Alemania, en cambio, hay muy poco apoyo (8%) para otro sistema económico, con 74% confiando aún en que los problemas del capitalismo de mercado libre pueden resolverse.

El apoyo más bajo (9%) para redistribuir la riqueza se dio en Turquía. La mayoría de quienes no apoyan un mayor papel del gobierno en la economía está en Paquistán (66%), Polonia (61%), la India (60%) y EEUU (59%). Sólo en Turquía una mayoría (71%) piensa que el gobierno debe hacer menos por regular los negocios, pero también hay una oposición importante en Filipinas (47% se opone), Paquistán (36%), Nigeria (32%) e India (29%). La propiedad o el control directo del Estado sobre las industrias resultó con más oposición en EEUU (52%), Alemania (50%), Turquía (71%) y Filipinas (54%).

Demás resultados de América Latina

Brasil es el país en que una aplastante mayoría (87%) reclamó un papel más activo del gobierno en la actividad regulatoria. También tiene la tercera mayoría que pide un rol más relevante del gobierno en la redistribución de la riqueza, detrás de México y Chile.

- 78% de los encuestados resultó contrario al neoliberalismo: 43% dice que el capitalismo tiene defectos que requieren más regulación y reformas, pero el 35% cree que se necesita un sistema diferente. Sólo 8% cree que el capitalismo funciona muy bien sin la acción gubernamental.
- 89% clama por una mayor acción gubernamental en la distribución más uniforme de la riqueza, mientras que sólo 7% no demanda cambio alguno y 2% reclama menos acción gubernamental.
- 64% apoya un papel más activo del gobierno en la posesión o control de industrias importantes, mientras 17% dice que debe mantener el mismo rol que ahora y 13% se inclina por disminuirlo.
- 87% reclama más regulación gubernamental de los negocios, 7% se inclina porque siga igual y 2% pide menos.

Costa Rica está entre las mayorías más favorable al colapso de la URSS entre el público latinoamericano. Los costarricenses son los más proclives a salvar el capitalismo de mercado libre con regulación en su región.

- 52% cree que los problemas del capitalismo se pueden resolver con regulación y reformas, mientras 25% reclama otro sistema y 10% afirma que el capitalismo está bien y más reglas disminuirían su eficacia.
- 61% cree que su gobierno debe adoptar un papel más activo en controlar industrias importantes, 22% cree que el gobierno debe ser menos activo y 13% cree que debe mantenerse sin cambios.
- 82% piensa que el gobierno debe ser más activo en la redistribución de la riqueza, 12% cree que debe ser menos activo y 4% dice que debe seguir igual que en el presente.
- 71% quisieran que su gobierno hiciera más por regular los negocios, mientras 19% quiere menos acción gubernamental y 7% desea el mismo nivel que ahora.
- 63% cree que la caída de la URSS fue algo bueno; 16% cree que fue malo y el 21% no ofreció ninguna respuesta.

México tiene la mayoría más grande de la encuesta que reclama a su gobierno hacer más para distribuir uniformemente la riqueza. Tiene también mayoría mundial en la visión del capitalismo de mercado libre fatalmente dañado como sistema, seguido de por los franceses. Un alto promedio de mexicanos dijo que el gobierno debe hacer mejor su trabajo de control de industrias importantes y regulación de los grandes negocios.

- Un excepcionalmente alto 38% cree que el capitalismo no tiene remedio y que debe imperar un nuevo sistema económico, mientras 40% piensa que el capitalismo de libre mercado está dañado pero puede ser reparado con reformas. Apenas 2% cree que está sano y que las reformas lo volverían ineficaz.
- 61% cree que el gobierno debe asumir un papel mayor en controlar la propiedad de industrias importantes, en comparación con 17% que prefiere un rol menor y 8% que se inclina por el papel actual.
- 92%, la más alta mayoría entre todos los países encuestados, apoya que el gobierno adopte un mayor protagonismo en la redistribución uniforme de la riqueza.
- Una mayoría de 64% estima que el gobierno debe hacer más por regular los negocios, mientras 14% opina que debe haber menos regulación y 9% se inclina porque siga igual que hoy.
- 54% cree que fue bueno el colapso de la URSS, mientras 4% piensa que fue malo y 43% no proporcionó respuesta.

Panamá está en el promedio mundial que aboga por un rol más activo del gobierno en la intervención de la economía. La mayoría apoya un papel más relevante del Estado en la propiedad y control de industrias importantes, la redistribución de la riqueza y la regulación de los negocios. Pero la cantidad de gente que sustenta estas posiciones resulta relativamente baja en comparación con los otros países latinoamericanos.

- 50% cree que el capitalismo de libre mercado está estropeado pero que puede repararse con regulación más apretada, mientras 26% piensa que está fatalmente dañado y 9% cree que ahora funciona bien.
- 63% apoya que el gobierno asuma un papel más activo en el control o posesión de industrias importantes, mientras 21% apoya un rol más pequeño y 7% se inclina porque el mismo papel del presente.
- 80% -también una mayoría aplastante- piensa que el gobierno debe desempeñar un papel más activo en la redistribución de la riqueza, 12% cree que debe tener un papel bajo y 3% dice que debe seguir igual.
- 71% dice que el gobierno debe asumir un papel mayor en la regulación de los negocios, 16% cree que debe haber menos regulación y 5% dice que debe ser igual.
- 47% piensa que la caída de la URSS fue algo bueno, mientras 17% piensa que fue malo y 36% no proporcionó respuestas.

Fuentes:
1) http://www.bbc.co.uk/pressoffice/pressreleases/stories/2009/11_november/09/poll.shtml
2) http://www.bbc.co.uk/pressoffice/pressreleases/stories/2009/11_november/09/country_findings.pdf

Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.