miércoles, 20 de enero de 2010

El Decrecimiento, una apuesta de futuro


El Progreso, concepto vacío y ambiguo, ha sido la razón debajo de la organización social desde la revolución industrial. El Desarrollo, como expresión de Progreso, concretado en el crecimiento material y económico, supuso la cristalización de una apuesta por dominar completamente la naturaleza, traspasando cuantos límites sean necesarios. Las sociedades modernas se han valido de la Técnica con el objetivo de poder más, tener más y en última instancia, ser capaces de vivir mejor.

Sin embargo, en contra de lo esperable, el planeta sufre desde hace años una crisis sin precedentes y que tiene y tendrá consecuencias graves e irreparables sobre sus habitantes. Los recursos son finitos y, frente a los avances, los problemas ocasionados por el Desarrollo son prácticamente irresolubles. Entre tanto, seguimos tomando al Progreso como ideología incuestionable y guía de todos nuestros actos, a la vez que nos sumimos más profundamente en un sistema técnico que ha modificado todas las condiciones de vida y que poco a poco escapa a nuestro control, junto con sus consecuencias (positivas y negativas).


En esta ponencia analizaremos algunas características de esta ideología del Progreso y del crecimiento como concreción de éste, para seguidamente proponer una respuesta unitaria y radical: el Decrecimiento.

La ideología del Progreso
El Desarrollo, expresión del Progreso, toma como horizonte perpetuo la creación de poder, el aumento de la potencia y capacidad humanas para incidir y controlar el mundo a su antojo. Todo ello sazonado con la producción desmesurada y creciente de bienes y servicios. Uno de sus más importantes cometidos es crear las condiciones necesarias (tecnológicas, sociales, políticas) para poder seguir avanzando sin fin. El problema es que nunca se sabe hacia dónde avanzamos, ni las consecuencias que entrañará este avance, pero la decisión está hecha, a pesar de todo:

La potencia sin control

El Desarrollo ha traído consigo (o necesitado) el aumento de la capacidad humana de incidir sobre su entorno y gestionar sistemas de abrumadora complejidad, lógicamente por medios técnicos. La posibilidad de que el hombre pueda controlar las condiciones del mundo que le rodea y manipularlas a su antojo a gran escala es una de las claves del crecimiento: por ejemplo, la capacidad obtener procesar, transportar y distribuir masivamente recursos naturales de difícil localización y tratamiento (petróleo, coltán...) es clave para sostener una sociedad moderna.

Sin embargo, las ventajas obtenidas a través de la dominación de nuestro entorno contrastan con un espectro gigante de consecuencias imposibles de prever ni prevenir. Algunos avances traen consigo una serie de efectos, muchas veces nefastos, que contrarrestan toda ganancia. Los problemas ocasionados son más grandes y más complicados que aquellos inicialmente resueltos, y sólo abordables por los medios técnicos que los causaron.

Por ejemplo, en su creación nadie imaginó que el automóvil o los aviones jugarían un papel importante en el cambio climático; el desarrollo nuclear nos ha traído desastres (por causas bélicas o por accidentes); las radiaciones electromagnéticas o los transgénicos pueden provocar desequilibrios ambientales y problemas de salud cuyas consecuencias están por ver; la ganadería intensiva es un caldo de cultivo de enfermedades que pueden afectar allá dónde viajen los productos (gripes, vacas locas); los accidentes de tráfico son la primera causa de mortalidad en los países desarrollados; los avances médicos contrastan con todo un espectro de nuevas enfermedades y trastornos psicológicos (depresiones, ansiedad, anorexia, obesidad, asma, cáncer)...

A pesar de todo ello, la elección está hecha pues la dinámica de nuestras sociedades ha convertido en necesidad el transporte rápido, la producción de energía masiva y potencia armamentística, comunicaciones sofisticadas, los alimentos mejorados y más rentables, el trabajo intensivo y repetitivo...

Muchos esfuerzos se concentran en desarrollar técnicas que mitiguen los efectos negativos de todo esto (protocolos, planes de emergencia, eficiencia de motores, energías renovables, medicamentos para cada nuevo problema de salud, control de especies, seguridad vial...), pero no en replantearse cómo actuar sobre las causas. Se trata de discernir si las herramientas que usamos son realmente necesarias, cumplen su función de manera satisfactoria y las podemos controlar o si, por el contrario, nos hemos convertido en sus esclavos.


La mercantilización de la vida

El Desarrollo, no sólo se ha basado en la creación un medio idóneo en el que subsistir de manera indefinida, sino que también ha sido necesario la inclusión del cuerpo social en este medio y desconectarlo del mundo natural que se intenta dominar.

Ésto sólo ha sido posible mediante la invasión generalizada de la vida de cada individuo y la inclusión total en un nuevo paradigma dónde todo gira alrededor de las nuevas aplicaciones científico-técnicas. Se trata de una invasión tanto espacio físico, con la ciudad como paradigma del Progreso, como del tiempo: todo va más rápido, porque todo puede y debe hacerse más rápido.

Al mismo tiempo, la sociedad moderna se caracteriza por mediatizar las relaciones humanas a través de un universo de imágenes preestablecidas que marcan las pautas sobre los deseos, las esperanzas, los valores, los placeres y los comportamientos esperables de cada individuo.

En este nuevo entorno prefabricado, el trabajo [productivo y asalariado] juega un papel fundamental como elemento alienante y clave, además, en el mantenimiento de las dinámicas de producción y consumo. La vida entera gira en torno al trabajo. Ni los avances técnicos, ni el aumento de la riqueza, ni la sociedad del conocimiento... nada ha conseguido reducir el número de horas de trabajo, ni la cantidad de trabajadorxs. Es patente, sin embargo, que en el proceso de producción, cada individuo juega un papel ínfimo y se convierte en una pieza reemplazable y reutilizable según la necesidad, por lo que se convierte en tiempo vacío y sin significación.

La solución a este vacío generalizado ha sido llenar nuestra existencia de todo tipo productos en constante evolución, siempre caducos y desechables por otros nuevos, fugaces representantes de nuevo estado de la modernidad e incapaces de dotarse de un verdadero significado a sí mismos, ni de un fin real: ropa, gadgets, coches y todo tipo de modas pasajeras... un mundo construido para el que no hay otro papel más allá del de consumidorxs.

Pero la cruda realidad de la sobreproducción, de la abundancia de lo inútil, del hiperconsumo y las seudo-necesidades reinante en los países “desarrollados” demuestra cada vez con más intensidad que, lejos de acercarnos al bienestar y a la felicidad, nos aleja cada vez más de unas condiciones que nos permitan acceder a ella: largas jornadas laborales, problemas psicológicos, aires contaminados, esperas, masificación, insatisfacción, estrés...

Un mundo demasiado pequeño
Los perniciosos e imprevistos efectos del Progreso como ideología y su incapacidad patente para armonizar las relaciones entre los hombres y su entorno no han sido suficientes para que el crecimiento sea adoptado como camino incuestionable al bienestar. Esta apuesta por el productivismo desaforado desencadena procesos irreversibles y choca de frente con dos realidades que tienen en común la limitación y escasez de recursos de nuestro planeta:

Desarrollo a expensas del mundo

La construcción y mantenimiento del “mundo desarrollado” se ha realizado a expensas de mantener en la miseria y en la pobreza a la mayoría de sus habitantes. Llama la atención que el “subdesarrollo” sea la tónica general en un planeta que desea ante todo el Desarrollo. Esto se explica porque la existencia de trabajadores pobres, de materiales baratos, de mercados injustos está en la base de las creación de condiciones económicas y sociales que permiten progresar en otros lugares.

El Desarrollo está, por tanto, estrechamente ligado a la limitación del acceso a él de una mayoría global. A partir de aquí resulta una mera fantasía pensar en exportar el estándar de vida “occidental” a escala planetaria: el planeta es simplemente incapaz de abastecer de recursos a una sociedad del Progreso a nivel global (crecimiento, abundancia...).

Un modelo sin futuro

Precisamente, la creciente escasez de recursos, especialmente combustibles fósiles, pero también madera, agua potable, tierras fértiles... indican que el modelo del crecimiento está irremediablemente condenado al fracaso.

La irrupción de la “sociedad del conocimiento”, con una economía cada vez más desligada de la riqueza real generada y del tiempo de trabajo dedicado representa la última vuelta de tuerca de un sistema obcecado en crecer como sea: globalización económica, apertura de nuevos mercados, expansión de los servicios, burbujas especulativas, eficiencia, reciclaje... Sin embargo, resulta irrisorio intentar desacoplar el desarrollo y la propia economía del consumo brutal consumo de recursos y que no hace sino ir en aumento: las redes de comunicación, el sector servicios, la innovación tecnológica y el resto de elementos fundamentales de la “sociedad del conocimiento” son intrínsecamente dependientes de suministros energéticos y materiales en masa.

La búsqueda de la eficiencia máxima con las esperanzas puestas en soluciones tecnológicas que consigan desligar el desarrollo de consumo de manera efectiva chocha de lleno con el significado de crecimiento exponencial, siempre un paso por delante de todo ahorro realizado, y con la falta de consideración de factores como el crecimiento demográfico o el efecto rebote.

* * *

Todo lo anteriormente explicado muestra cómo la ideología del Progreso se ha mostrado incapaz, y es cada vez más evidente, de armonizar la relación hombre y naturaleza de manera duradera y justa. El fracaso del Desarrollo contrasta con una fe ciega en todos los problemas acabarán por solucionarse permaneciendo en esta vía: el desarrollo y el crecimiento son constantes en el discurso político y sus indicadores (como el P.I.B.) se utilizan absurdamente para evaluar nuestro grado de bienestar.

Desde Jóvenes Verdes no podemos obviar el camino seguido ni la gravedad de la situación actual. Estamos pues obligadxs a buscar alternativas reales y radicalmente distintas al modelo reinante.

El Decrecimiento
El Decrecimiento representa una ruptura radical de una serie de creencias y valores predominantes en la sociedad actual, en particular con la ideología del Progreso y la búsqueda del crecimiento económico y material como camino único al bienestar.

Es importante no reducir el término al simple opuesto de “crecimiento”. El decrecimiento representa una ruptura total con lo que actualmente representa el Progreso (tampoco confundir con una simple “oposición” a todo progreso) para pasar a priorizar actitudes, valores y modos de vida que conformen una verdadera alternativa al mundo contaminado, injusto e infeliz que nos empeñamos en desarrollar.

A continuación pasamos a explicar algunas de las claves sobre el Decrecimiento y el establecimiento de una sociedad decrecentista:


Una ruptura total


El culto al Progreso invade sistemáticamente todos y cada uno de los ámbitos de la vida: organización social, costumbres, toma de decisiones, modo de relacionarnos... y lo hace siempre de manera que resulta imposible actuar separadamente sobre una parte del sistema sin cuestionar su totalidad.

Esta unicidad, basada en un conjunto innombrable de interrelaciones, convierte en inútil toda aplicación del término decrecimiento a facetas y efectos concretos del Progreso. No tiene sentido presentar el decrecimiento como la simple reducción de ciertos elementos considerados negativos. Limitarse a hablar pues de “decrecimiento económico”, de “decrecimiento de las emisiones”, “decrecimiento del uso de plásticos” no es hablar de Decrecimiento e introduce ambigüedades en un término que cuestiona la totalidad de la idea de Progreso.

Decrecimiento y desarrollo sostenible

El concepto de desarrollo sostenible resulta incompatible con el Decrecimiento pues no cuestiona la base del Desarrollo, punto esencial de la crítica realizada por el Decrecimiento.

La búsqueda de un “desarrollo” con un bajo consumo de recursos que pueda perdurar en el tiempo se nutre principalmente de una fe ciega en los avances tecnológicos en materia de eficiencia, miniaturización y reciclaje. Se evidencia entonces que el desarrollo sostenible está basado y sostenido por propia idea de “desarrollo”.

La proliferación del uso propagandístico y publicitario del desarrollo sostenible atestigua su poca validez a la hora de representar una verdadera alternativa más allá de un exceso de buenas intenciones o de una careta verde.

Por su parte, el crecimiento cero como propuesta concreta relacionada con el desarrollo sostenible, ha quedado plenamente desfasada al ser huella ecológica mundial desproporcionada en relación a las capacidades del planeta.


Redefinir el trabajo

La búsqueda constante e incuestionada del Desarrollo utiliza el consumo como vehículo de acceso a todos los productos resultantes de la constante evolución de sus técnicas. Sean útiles o no, resulten desastrosos o no, se necesiten o no, esta producción (que se manifiesta en el plano material, pero también en el cultural y en los servicios) sirve como justificante de la necesidad de ir siempre “más allá”.

El desarrollo necesita de un elemento que garantice, por un lado, la producción creciente de bienes y servicios, y por otro, la posibilidad al cuerpo social de adquirirlos constantemente, desecharlos y reemplazarlos con la mayor facilidad posible.

Este elemento es el trabajo. El trabajo actúa como centro de la organización social. La vida gira en torno al trabajo. Desde la infancia se nos enseña, se nos prepara específicamente para vender nuestro tiempo a cambio de un salario.

Al mismo tiempo, la organización del trabajo asegura que la mayor parte de este salario se invierta en productos y servicios necesarios para seguir trabajando, o para olvidarse por unas horas del trabajo: coches, ordenadores, ocio, cuidados....

El Decrecimiento apuesta por el fin del trabajo tal y como lo conocemos. Este fin, se concreta en varios aspectos:

La valoración y reconocimiento de las actividades no remuneradas y no productivas (menaje del hogar, voluntariado, cuidado de niños y personas mayores, artes etc...): Estas actividades son elementos de cohesión social de especial importancia, pero no son “rentables”, por lo que siempre están relegados a un segundo plano.

Reducción de la producción: los límites físicos a los que el crecimiento nos enfrenta hacen necesaria una reducción de la producción (y del consumo). Se han de producir menos bienes y servicios y, por tanto, se deben reducir las horas de trabajo totales. La aceptación sin reparos de esta necesidad implica el abandono del objetivo del pleno empleo así como la reducción efectiva del número total de horas de trabajo. Aumentar el tiempo libre, más bien escaso en la actualidad, facilitaría la inclusión y participación en la sociedad de un mayor número de personas, la realización de actividades no-monetarias (voluntariado, bancos del tiempo) y, en el fondo, la posibilidad de encontrar lo que de verdad nos hace felices más allá del imperativo material reinante.

Fomento de la producción ecológica, cooperativa y el auto-abastecimiento: recuperar las técnicas de producción adaptadas al entorno y que permitan auto-abastecernos en pequeños grupos es ideal para reducir el impacto medioambiental y social del trabajo. Para satisfacer nuestras verdaderas necesidades no debería hacer falta un despilfarro de recursos en forma de embalaje, conservación y transporte del producto.



Priorizar lo local

La globalización, entendida como interconexión efectiva y global a todos los niveles (económico, tecnológico, cultural...) ha sido un elemento clave a la hora de desarrollar las condiciones necesarias del desarrollo y del crecimiento que, aunque desigualmente repartido, se ha producido con gran intensidad.

Las relaciones de dependencia generadas abarcan igualmente diversos niveles y conforman un conjunto extremadamente complejo de tratar desde una lógica decrecentista y que asegure la igualdad y la justicia para/con todas las partes.

Desmontar este sistema implica volver decididamente a la cercanía: producción local, distribución local, consumo local, cultura local... Se trata de adaptar nuestros modos de vida en todas sus formas a las características y condiciones que el entorno más próximo nos ofrece.

La vuelta a lo local actúa en dos facetas de importancia para el Decrecimiento: por un lado se consigue reducir el impacto generado por el comercio intercontinental de mercancías a la vez que se visibiliza el efecto de la actividad humana sobre el territorio, que recae actualmente sobre lugares lejanos y desconocidos. Por el otro, se simplifica la gestión local, democrática y justa de las actividades, y se facilita la adaptación a las características específicas de cada zona, como veremos más adelante.

Volver a lo simple

El Progreso no ha consistido simplemente en la posibilidad de producir y consumir una gran cantidad de productos, sino en el emplazamiento de todo una organización sistemática que ordene, gestione y posibilite el desarrollo de técnicas más avanzadas con las que, a su vez, solucionar los problemas generados por el crecimiento y afrontar una vuelta de tuerca más.

La consecuencia inmediata ha sido una complexificación general que afecta a todo los niveles. La figura del “especialista” es ahora clave a la hora de entender y actuar sobre cualquier dominio. Una persona no especializada es de poco uso en una sociedad desarrollada.

La especialización de la sociedad ha dado lugar a una serie de dependencias y jerarquías que limitan las capacidades de cada individuo y la libertad para elegir su modo de vida. Muchas de las tareas que tradicionalmente realizábamos en pequeños grupos o individualmente han sido traspasadas a “especialistas”: producción alimenticia, confección y arreglos de ropa, cuidado y educación de niñxs, reparaciones, seguridad...

El Decrecimiento apuesta por una vuelta a lo pequeño y a lo simple, a aquellas herramientas y técnicas adaptadas a las necesidades de uso, fáciles de entender, intercambiables y modificables. Una vez más, se trata de romper las cadenas que nos atan a un mundo auto-destructivo e incapaz de satisfacer las verdaderas necesidades de todxs re-adaptando nuestras herramientas de manera que podamos utilizarlas y dejar de usarlas a voluntad, frente a la obligación constante de servirnos de los productos del desarrollo: aviones, televisión, electricidad, carreteras, alimentos importados, móviles, sistema educativo, medicamentos...

Autogestión y democracia participativa

La ardua complejidad de todos los niveles de organización, de la que venimos hablando anteriormente, ha requerido el emplazamiento estructuras e interrelaciones imprescindibles para su correcto funcionamiento. Detrás cada uno de los productos del Desarrollo y su utilización masiva (coches, medicamentos, armas, supermercados, propaganda...) existe un entramado político, económico y social no sólo los hace realidad, sino que los elige por nosotrxs. Hemos perdido toda capacidad de control o decisión sobre la dirección de nuestros pasos pues las formas de organización actuales responden únicamente a la necesidad de gestionar de manera eficiente ciertas realidades y, por tanto, está fuera de lugar la participación activa de todas las personas relacionadas, ni la adaptación a cada una de las micro-realidades afectadas.

El Decrecimiento apuesta por la autogestión, es decir, la gestión directa de la realidad que nos afecta: alimentación, comunicación, educación, salud... Por supuesto, la autogestión conlleva una necesaria simplificación y readaptación de las herramientas de las que nos servimos, junto con el abandono de muchos de los productos, en un amplio sentido de la palabra, actualmente presentes y que no necesitamos en una sociedad decrecentista (estados, burocracias, mercados bursátiles, corporaciones, ejércitos, supermercados, nucleares...).

La democracia participativa es clave en el éxito de un sistema colectivizado, de manera que se adapte a todxs sus participantes de la mejor manera posible, y siempre abierto a modificaciones y mejoras decididas desde la base.

Feminismo y decrecimiento


El decrecimiento tiene importantes puntos de encuentro con las luchas feministas y la deconstrucción del patriarcado, por ejemplo a la hora de valorizar y reconocer el trabajo no productivo, que muchas veces recae sobre las mujeres, y buscar una redistribución equitativa de las tareas.

Tradicionalmente, la carga de trabajo productivo ha recaído sobre el hombre. Sin embargo, el acceso masivo de la mujer al mercado laboral no ha significado ni una reducción de la jornada laboral de los hombres, ni un cambio significativo en las proporciones de tiempos dedicados al menaje del hogar, ni a los cuidados. Por tanto, este paso hacia la “igualdad” ha supuesto en realidad un aumento en las responsabilidades y tareas de las mujeres.

El decrecimiento juega un importante papel a la hora de buscar soluciones efectivas a las desigualdades mediante la valoración de los trabajos no-productivos como el doméstico, o los cuidados de personas mayores y niñxs que recaen mayoritariamente en manos de las mujeres.

Una reducción generalizada del tiempo dedicado al trabajo mercantil para todas y todos y, por ende, de la producción como propone el decrecimiento, favorece la repartición equitativa de todos los tipos de trabajo entre mujeres y hombres, porque que evita la carga doble de la mujeres y facilita a los hombres una necesaria toma de responsabilidad en tareas domésticas, al no crecer el volumen total de su trabajo.

* * *

El Decrecimiento es aún un concepto en construcción, con muchos ángulos, interpretaciones y modos de aplicación sobre los que hay que seguir trabajando y dando a conocer al exterior.

Nosotrxs, Jóvenes Verdes, apostamos por el Decrecimiento como salida durable y realista a la crisis ecológica y social y nos comprometemos a defender y difundir el concepto de manera transversal en nuestras actividades y comunicados.


--------------------------------------------------------------------------------
Aprobada en la V huerta de Jóvenes Verdes del 6 al 8 de diciembre de 2009 en Málaga.

martes, 19 de enero de 2010

Tierra y Humanidad: una comunidad de destino


Autor: Leoanardo Boff

Tenemos que empezar el año con esperanza, pues urge hacer frente al clima de conmoción y de frustración que significó la COP 15 de Copenhague. Ciertamente, el calentamiento global comporta graves consecuencias. Sin embargo, desde una perspectiva más filosofante, no estaría destinado a destruir el proyecto planetario humano, sino que lo obligaría a elevarse a un estadio más alto para que sea realmente planetario. Urge pasar de lo local a lo global y de lo nacional a lo planetario.

Si miramos hacia atrás en el proceso de la antropogénesis, podemos afirmar: la crisis actual, como las anteriores, no nos llevará a la muerte sino a una integración necesaria de la Tierra con la Humanidad. Será la geosociedad. En ese caso, estaríamos entonces ante un sol naciente y no ante un sol poniente.

Tal hecho objetivo conlleva un dato subjetivo: la irrupción de la conciencia planetaria con la percepción de que formamos una única especie, ocupando una casa común, con la cual formamos una comunidad de destino. Esto nunca había ocurrido antes, es lo nuevo de la actual fase histórica. Es innegable que hay un proceso en curso que ya tiene miles de millones de años: la ascensión rumbo a la conciencia. A partir de la geosfera (Tierra) surgió la hidrosfera (agua), enseguida la litosfera (continentes), posteriormente la biosfera (vida), la antroposfera (ser humano) y para los cristianos la cristosfera (Cristo). Ahora estaríamos ante la inminencia de otro salto en la evolución: la irrupción de la noosfera que supone el encuentro de todos los pueblos en un único lugar, el planeta Tierra, y con una conciencia planetaria común. Noosfera, como la palabra sugiere (nous en griego significa mente e inteligencia), expresa la convergencia de mentes y de corazones dando origen a una unidad más alta y compleja.

Lo que nos falta, por el momento, es una Declaración Universal del Bien Común de la Tierra y de la Humanidad que coordine las conciencias y haga converger las diferentes políticas. Hasta ahora nos limitábamos a pensar en el bien común de cada país. Ampliamos el horizonte al proponer una Carta de los Derechos Humanos. Esta fue la gran lucha cultural del siglo XX. Pero ahora surge la preocupación por la Humanidad como un todo y por la Tierra entendida no como algo inerte, sino como un superorganismo vivo del cual nosotros los humanos somos su expresión consciente. ¿Cómo garantizar los derechos de la Tierra junto con los derechos de la Humanidad? La Carta de la Tierra surgida en los inicios del siglo XXI intenta responder a esta demanda.

La crisis global nos está exigiendo un gobierno global que coordine soluciones globales para problemas globales. Ojala no surjan centros totalitarios de mando sino una red de centros multidimensionales de observación, de análisis, de pensamiento y de dirección que tengan como objetivo el bien vivir general.

Se trata sólo del comienzo de una nueva etapa de la historia, la etapa de la Tierra unida con la Humanidad (que es la expresión consciente de la Tierra). O la etapa de la Humanidad (parte de la Tierra) unida a la propia Tierra, formando juntas una única entidad, una y diversa, llamada Gaia o Gran Madre.

Ahora estamos viviendo la edad de hierro de la noosfera, llena de contradicciones, pero aun así, creemos que todas las fuerzas del universo conspiran para que se afirme. Hacia ella está marchando nuestro sistema solar, quién sabe si toda la galaxia, y hasta incluso este tipo de universo, pues según la teoría de las cuerdas puede haber otros, paralelos. Es frágil y vulnerable, pero viene cargada de nuevas energías, capaces de moldear un nuevo futuro. Tal vez en este momento la noosfera sea solamente una llama trémula, pero representa lo que debe ser. Y lo que debe ser tiene fuerza. Tiende a realizarse.

martes, 12 de enero de 2010

¿Qué es el ser humano?


por Leonardo Boff

¿Qué somos nosotros? Cada cultura, cada saber y cada persona trata de encontrar una respuesta. La mayoría de las comprensiones son insulares, rehenes de cierto tipo de visión. Sin embargo, las contribuciones de las ciencias de la Tierra, englobadas por la teoría de la evolución ampliada, nos han aportado visiones complejas y totalizadoras, insertándonos como un momento del proceso global, físico, biológico y cultural. Pero no acallaron la pregunta; al contrario, la radicalizaron

Pues, ¿qué somos? El ser humano es una manifestación del estado de energía de fondo, de donde todo proviene (vacío cuántico), un ser cósmico, parte de un universo entre otros paralelos, articulado en nueve dimensiones (teoría de las cuerdas), formado por los mismos elementos físico-químicos y por las mismas energías que componen todos los seres. Es habitante de una galaxia, una entre doscientos mil millones, que depende del Sol, estrella de quinta categoría, una entre otras trescientos mil millones, situada a 27 mil años luz del centro de la Vía Láctea, cerca del brazo interior de la espiral de Orión. Mora en un planeta minúsculo, la Tierra. Somos un eslabón de la corriente única de la vida, un animal de la rama de los vertebrados, sexuado, de la clase de los mamíferos, del orden de los primates, de la familia de los homínidos, del género homo, de la especie sapiens/demens, dotado de un cuerpo con 30.000 millones células, continuamente renovado por un sistema genético formado a lo largo de 3.800 millones de años, portador de tres niveles de cerebro con diez a cien mil millones de neuronas: el cerebro reptiliano, surgido hace 200 millones de años, alrededor del cual se formó el cerebro límbico, hace 125 millones de años, completado finalmente por el cerebro neocortical, surgido hace cerca de 3 millones de años, con el cual organizamos conceptualmente el mundo. Es portador de una psiqué de la misma antigüedad que su cuerpo, que le permite ser sujeto, una psiqué estructurada alrededor del deseo, de arquetipos ancestrales y de todo tipo de emociones, coronada por el espíritu -aquel momento de la conciencia por el cual se siente parte de un todo-, que lo hace siempre abierto al otro y al infinito, capaz de crear y captar significados y valores, y capaz de preguntarse sobre el sentido último del Todo, hoy en su fase planetaria, rumbo a la noosfera por la que mentes y corazones convergirán en una humanidad unificada.

Nadie mejor que Pascal (+1662) para expresar el ser complejo que somos: \"¿Qué es el ser humano en la natureza? Nada comparado con el infinito y todo comparado con la nada, un eslabón entre la nada y el todo, pero incapaz de ver la nada de donde es sacado ni el infinito hacia el que es atraído”. En él se cruzan los tres infinitos: lo infinitamente pequeño, lo infinitamente grande y lo infinitamente complejo (Chardin). Siendo todo eso, nos sentimos incompletos, y naciendo todavía. Estamos siempre en la prehistoria de nosotros mismos. Y a pesar de eso experimentamos que somos un proyecto infinito que reclama su objeto adecuado, también infinito, llamado Dios.

Y somos mortales. Nos cuesta acoger la muerte dentro de la vida y el drama del destino humano. Por el amor, por el arte y por la fe presentimos que hay algo que va más allá de la muerte. Y sospechamos que en el balance final de todas las cosas, un pequeño gesto de amor verdadero que hayamos hecho vale más que toda la materia y la energía del universo juntas. Por eso, sólo tiene sentido hablar, creer y esperar en Dios si Él es sentido como prolongación del amor, en forma infinito.

domingo, 10 de enero de 2010

Estados de ánimo

Hoy te quiero preguntar algo

¿Cómo has aprendido a manejar tus estados de ánimo, tu vida, y cada una de tus relaciones durante procesos intensos?

Cada día hay más y más situaciones en nuestra vida que requieren de toda nuestra atención, pero, hay momentos, en los cuales particularmente no logramos saber bien qué hacer, cómo actuar, qué decisión tomar. Nos sentimos confundidas, cómo si nos hubiesen quitado la brújula, nos sentimos expuestas, tristes, con estados de ánimo extraños y sumamente irritables.

Algunos médicos lo llaman curvas de embarazo, es decir, o si te embarazaste previamente tu cuerpo, llega un punto en dónde te dice: Hey ¿qué paso? vamos a embarazarnos nuevamente! Necesito ocupar la matriz y crear vida!
Cuando no pasa esto, el cuerpo se pone en un estado de rebeldía, ya que no comprende, el porqué no has logrado ocupar la matriz, y vienen rebotes hormonales duros, problemas en el peso, estados de ánimo extraños y aveces hasta violentos, irritabilidad, incertidumbre, falta de ganas y de energía vital, o todo lo contrario, una exitación fuera de lo normal, demasiada alegría y deseos de hacer todo lo que no hemos hecho durante mucho tiempo.
No es qué estemos entrando en una etapa nociva y que ya perdimos un tornillo en la cabeza, nada más lejos de la verdad, lo que sucede es qué para nuestro ser interior, el crear vida, es conectar con su esencia dadora y generadora, es volver al origen y recuperar ese contacto tan especial e intimo con la Diosa.
Las hormonas son poderosos conductores de emociones, sensaciones y pensamientos, las cuales bien manejadas son nuestras mejores amigas, pero cuándo algo, no sucede correctamente, tal pareciese que existiera un golpe de estado dentro de nosotras mismas!

Si en algún momento te has sentido así o estás entrando dentro de este estado de curva de embarazo, o de rebote hormonal, por la menopausia o algún cambio de vida intenso, NO TEMAS. Trata de no juzgarte, de no etiquetarte y convertirte en tu peor juez y enemiga.. Todo es un ciclo, y la vida en sí misma tiene ciclos, para todo. Tú eres parte de esa danza biológica y no estás exenta de vivir cada proceso a la par de toda la creación.

Así cómo la abuela luna cómo la suelen llamar los indios norteamericanos, tiene fases y pasa por momentos de absoluta grandeza y otros de gran oscuridad, así lo eres tu también. No temas.. Es parte de quién eres, es un proceso natural, ten paciencia, trata de entrar en un espacio de recogimiento dentro de ti, entiéndete, y si lo deseas, llora, expresa tu dolor, escribe, canta, baila, métete en la cama y lee un buen libro o simplemente sal a caminar y busca conectar con la naturaleza de una forma mucho más profunda. Busca escuchar el sonido del viento, siente la lluvia en tu rostro, ríe ante el sol abierto, toca un susurro de algún grillo... Fluye, conviértete, integrate a tus raíces, reconecta con quien eres, PARTE DE LA MADRE TIERRA, siente sus latidos dentro de tu corazón y sumérgete en el proceso.

Eres un ave fénix y pronto, renacerás y mucho más mujer, más bella, más sabia, más plena....
No temas sentir en cada parte de tu ser, todas las estaciones, todos los climas, todos los ritmos, eres un todo.

Con todo mi amor
Edith Farías

jueves, 7 de enero de 2010

Ser feliz en el Siglo XXI

Un viaje en seis estaciones por el laberinto de la felicidad


A principios del siglo XX un antropólogo del gobierno colonial belga se topó en el corazón de la selva congoleña con un grupo de pigmeos. Cuentan que aquellos hombres prácticamente desnudos y desposeídos de casi todo le parecieron tan risueños que no pudo resistirse a preguntarles si se sentían felices. Para su sorpresa, los pigmeos no supieron qué contestar. No entendían la pregunta. Los términos “feliz” y “felicidad” no estaban en su vocabulario por la sencilla razón de que no los necesitaban. Y es que el uso y la democratización del concepto “felicidad” es relativamente reciente. A mediados y finales del siglo XVIII, con la ilustración y la revolución francesa y americana, es cuando se considera a la felicidad un derecho de los ciudadanos, un bien al que aspirar legítimamente. Desde entonces la idea de la felicidad se ha ido modificando hasta convertirse hoy en un codiciado objeto de deseo.
Pero ¿en qué consiste la felicidad hoy, en las puertas del Siglo XXI?
Si atendemos a la gran variedad de libros y estudios que se están publicando actualmente sobre el tema, no cabe duda de que la felicidad vuelve a estar de moda. Sicólogos, sociólogos, economistas, antropólogos, biólogos y muchos otros especialistas de diferentes disciplinas abordan hoy con renovada curiosidad su estudio.
En un mundo donde los indicadores de riqueza están aparentemente en alza, algo no cuadra cuando a la vez las enfermedades psicológicas, la depresión, la angustia o las urgencias psiquiátricas van en aumento. Quizás, los pigmeos con los que se topó el antropólogo colonial belga en el siglo pasado, no sabían lo que era la felicidad pero eran bien felices y hoy, tenemos aparentemente muchas cosas que nos deberían procurar una felicidad que no es tanta como cabría esperar. ¿Será que la misma obligación de ser felices genera infelicidad? Este es un enigma que sólo se responde hablando con muchas personas, de diferentes países y bajo diferentes prismas. Si el ejercicio se lleva a cabo, nos damos que la felicidad se construye no a través de las cosas sino en otras dimensiones más sutiles, menos tangibles.
Adentrémonos entonces en el laberinto de la felicidad y veamos cuáles son las paradas que debemos hacer en el viaje hacia su encuentro para que ésta nos bendiga con su presencia.

PRIMERA PARADA: AMOR, TERNURA Y AFECTO
“La felicidad es hacer felices a los demás”
Francios Lelord

A finales de los años 60, Palito Ortega entró en las listas de éxitos musicales con una canción pegadiza cuyo estribillo rezaba: “La felicidad, ja, ja, ja, ja, me la dio tu amor, jo, jo, jo, jo”. Hoy, casi cuarenta años después, la ciencia y los estudios sociológicos le dan la razón al estribillo de Palito. Según la neurobiología y los estudios de opinión, la materia prima esencial de la felicidad es el amor. Nadie es más feliz que el que ama y a su vez se siente correspondido. La ternura, el afecto y las caricias son la primera parada obligada en el camino hacia el centro del laberinto de la felicidad.
El amor y la intimidad que de él se deriva constituyen la única manera de aprehender a otro ser humano en lo más profundo de su personalidad. En ese proceso, la persona que ama posibilita al amado a que manifieste sus potencias. Es a través de esa toma de conciencia de lo que podemos llegar a ser gracias al reconocimiento y al apoyo de quien nos ama que se pone en marcha el proceso que permite que nuestro potencial se convierta en realidad. Allí, en el proceso de desarrollo personal que nace del amor, se experimenta una experiencia mucho más intensa que el placer: la felicidad.

SEGUNDA PARADA: CONCIENCIA
“La felicidad consiste en valorar lo que tienes”
Hellen Keller.

Otra característica común de las personas que se declaran felices es su capacidad para valorar y disfrutar de lo que tienen. Y no nos referimos a la posesión de bienes materiales, que más que felicidad procuran confort, bienestar o placer. Al contrario, la felicidad parece emerger de la toma de conciencia de aquello que es obvio y que, precisamente por ello, obviamos: un buen estado de salud, la compañía de nuestros afectos, el contacto con la naturaleza, una buena conversación, tener el privilegio de trabajar en algo que nos gusta... Sin duda, los conceptos consciencia, amor y felicidad van juntos. Ya lo decía el sabio alquimista medieval Paracelso: “Quien conoce, ama. Y quien ama, es feliz”.

TERCERA PARADA: VOLUNTAD DE SENTIDO
“Quien tiene un porqué vivir, encontrará siempre un cómo”
Víctor Frankl.

Hay otro elemento común entre aquellas personas que se declaran felices: la voluntad de sentido. El ejercicio voluntario y consciente de dar un significado positivo y constructivo a lo vivido, sea cuál sea el signo de la experiencia registrada. Luego, desde el ejercicio de tal voluntad de sentido no es tan importante aquello que nos sucede como el significado que le damos a lo sucedido. Dicho de otro modo: toda experiencia negativa que hemos padecido en el pasado puede ser el elemento alquímico de la felicidad en el futuro. Los ejemplos son múltiples y abordan todas las dimensiones de la vida: “si no hubiera conocido a esa pareja que me hizo la vida imposible, no podría valorar a la que tengo ahora”. “Si no hubiera tenido aquel jefe tan lamentable, que me mostró lo que nunca se debe hacer, no sabría valorar hoy el hecho de tener un buen jefe como el que ahora tengo”. “Si no hubiera sufrido tal enfermedad, no habría tomado conciencia de cómo desarrollar unos nuevos hábitos de cuidado de mi cuerpo, etc.”
La persona feliz intenta extraer la parte positiva de todo lo vivido. No desde la ingenuidad, ni desde la estupidez, tampoco desde la sumisión, sino desde el coraje, la fuerza interior y la entrega a la propia vida.
En este sentido, Albert Camus aseguraba que “la propia lucha para alcanzar la cima basta para llegar al corazón de un hombre” Y concluía “Sísifo debió de ser feliz”.

CUARTA PARADA: EL LUJO DE LO ESENCIAL
“Es más fácil calzarse unas zapatillas que alfombrar toda la tierra”
Anthony de Mello
Nacemos ingenuos y felices, y la paradoja es que vamos dejando de serlo a medida que buscamos la felicidad en los objetos, en la materia. También en muchos casos y a medida que crecemos y envejecemos, la inteligencia nos lleva al escepticismo. Pero el escepticismo no es una buena base sobre la que edificar la felicidad, más bien es una parada necesaria en el camino de la sabiduría, nunca la estación final. La misma inteligencia que nos llevó a él, debe devolvernos a la ingenuidad perdida no como un medio para alcanzar la felicidad, sino como un fin. Y es en esa ingenuidad donde, de repente emerge la humildad y la gratitud, ingredientes imprescindibles en el viaje hacia el centro del laberinto de la felicidad. Desde ellas valoramos lo esencial, lo simple, lo auténtico, lo honesto: la amistad, la belleza natural, el arte que emerge de la entrega, el lujo de lo esencial.

QUINTA PARADA: SERVIR
“Si queremos un mundo de paz y de justicia
debemos poner la inteligencia al servicio del amor”.
Antoine de Saint-Exupéry.

Llegados a este punto, aparece la pregunta inevitable: ¿Cómo podemos ser felices si vivimos en un mundo donde la justicia, la solidaridad, la paz o los derechos humanos son aún una utopía en muchas partes de nuestro planeta? Quizás en esa tristeza inevitable que nace al leer el periódico cada día está el acicate hacia la creación de la felicidad, pero no la propia, sino la del ser humano que sufre. Si no hay tristeza no puede haber compasión ni rebelión, y si no hay compasión ni rebelión, no puede haber verdadero impulso hacia la transformación. La compasión, la entrega al otro, el servir a una causa mayor que uno mismo es fuente de felicidad, aunque sólo sea desde el egoísmo inteligente que hace al entregarnos al otro, consigamos olvidarnos de nuestros propios problemas.
Por difícil que sea su situación, las personas que construyen su felicidad en el servicio al otro, no ven la existencia como un coto cerrado, sino como un universo de posibilidades en el que todo está por hacer. En ese reto por cumplir, en la utopía que lograr, está también la felicidad.


SEXTA PARADA: LA ALEGRÍA
“Muchas personas se pierden las pequeñas alegrías
mientras aguardan la gran felicidad”.
Pearl S. Buck
Finalmente, si todo lo anterior nos resulta demasiado complejo, siempre podemos llegar a la felicidad de la mano de la alegría. Como los pigmeos que citábamos al principio de este artículo, mucho tenemos que aprender de los humanos que desde su desnudez nunca tuvieron necesidad de romperse la cabeza intentando conceptuar qué es la felicidad ya que ellos, simplemente, experimentaban la alegría. Ésta es más directa, más simple, más fácil, más inocente y más tangible que la felicidad. La alegría nos espera en las pequeñas cosas de la vida para susurrarnos al oído que a través de ella, podemos ser felices.
Y es que es realmente difícil ser felices si buscamos incesante y angustiadamente en qué consiste la felicidad. Porque ésta no es un lugar al que llegar, es más bien una manera de andar. No es un destino, es un síntoma que aparece al caminar. Y mientras hay quienes se dedican a perseguir la felicidad, otros la crean amando, sirviendo, desarrollando su conciencia, procurando cuidar lo esencial o brindando pellizcos de alegría a quienes les rodean.
En el fondo, los pigmeos tenían razón, no es tan complicado ser feliz.
Feliz semana.

Alex Rovira Celma

El 74% del planeta rechaza el capitalismo neoliberal

Sorprendente encuesta global censurada: el 74% del planeta rechaza el capitalismo neoliberal
Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)

Nueve de cada diez chilenos reclama la intervención del Estado en la redistribución de la riqueza, mientras 84% desea someter a control al capitalismo de libre mercado que encarnan empresarios de extrema derecha como el candidato Sebastián Piñera. Una encuesta global encargada por la BBC de Londres a la investigadora internacional de opinión GlobeScan reveló en noviembre que el 91% de las personas consultadas en Chile desean que su gobierno asuma un rol más activo en redistribuir más uniformemente la riqueza, mientras 5% se inclina por un rol menos activo y 3% prefiere dejar las cosas como están.

Los resultados de la encuesta no se difundieron en los grandes medios de Chile ni América Latina durante la fanfarria del 9 de noviembre por el 20º aniversario de la caída del Muro de Berlín simplemente porque muestran un rechazo universal de 74% al capitalismo neoliberal contemporáneo. El dogma del libre mercado tal como existe hoy sólo tuvo 11% de aceptación entre 29.033 personas encuestadas en 27 países (1). Quienes muestran mayor adhesión al capitalismo “realmente existente” son los encuestados de EEUU (25%)… y Pakistán (21%).

Los latinoamericanos son los más partidarios de un papel activo del gobierno en el funcionamiento de la economía. En México, 92% apoya una mejor distribución de la riqueza, 91% en Chile y 89% en Brasil. Las proporciones más altas por ver más activos a los gobiernos en la regulación de los negocios se dieron en Brasil (87%), Chile (84%), Francia (76%), España (73%), China (71%) y Rusia (68%).

Datos de Chile

Según el reporte detallado por países (2), los chilenos lideran en el mundo la postura por un gobierno más activo en el control del capitalismo salvaje: 9 de cada 10 ciudadanos piden más acción gubernamental en la redistribución de la riqueza (en segundo lugar está México), mientras otro alto porcentaje reclama más actividad de regulación del gobierno (en segundo lugar está Brasil). Y un áspero tres cuartos del total de encuestados en Chile -otra vez entre los más altos del mundo- opina que debe haber más control y propiedad gubernamental sobre la industria.

- Casi la mitad (48%) está de acuerdo en declarar que el capitalismo de mercado libre tiene problemas que se requiere resolver con más regulación y reformas, pero el 20% cree que se necesita un sistema distinto y apenas 5% estima que el mercado libre es aceptable sin cambios.
- Un 72% de chilenos encuestados aprueba más control gubernamental de industrias importantes, mientras 11% quiere menos control y 9% prefiere el nivel actual.
- 91% opina que su gobierno debe tener un rol más activo en la distribución uniforme de la riqueza, solamente 5% apoya un papel menos activo y 3% prefiere el rol actual.
- 84% pide una mayor presencia del gobierno en la actividad reguladora del capitalismo, mientras 9% clama por un rol menor y 3% apoya el papel actual.
- 59% cree que el colapso de la Unión Soviética fue positivo, mientras 11% estima que fue malo y 30% no ofreció respuestas.

La investigación en 27 países incluyó sólo a 5 de América Latina y cuyos gobiernos fomentan el neoliberalismo: Brasil, Chile, Costa Rica, México y Panamá. El resultado cayó como un balde a agua fría sobre los propagandistas del capitalismo, porque fue diametralmente opuesto al de la misma consulta realizada también por GlobeScan en 2005 en 20 países, que arrojó una mayoría de 63% favorable al capitalismo como el mejor sistema posible. El sondeo no sirvió para inflar la "Fiesta de la Libertad" en Berlín, pero tampoco exhibieron nostalgia por el desaparecido “socialismo real”.

El estudio, diseñado y encargado por la BBC, fue realizado por GlobeScan y el Programa de Actitudes Políticas Internacionales (PIPA, por su sigla en inglés) de la Universidad de Maryland, cuyo personal asociado interrogó cara a cara o por teléfono -entre el 19 de junio y el 13 de octubre de 2009- a los 29.033 encuestados en Australia, Brasil, Canadá, Chile, China, Costa Rica, República Checa, Egipto, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, Kenya, México, Nigeria, Paquistán, Panamá, Filipinas, Polonia, Rusia, España, Turquía, Ucrania, Reino Unido y EEUU. El margen de error por país oscila entre +/- 2,2% y 3,5%.

Adiós al capitalismo neoliberal

La encuesta destapó un aplastante rechazo de 74% al actual capitalismo neoliberal. El 51% opina que el sistema de mercado libre tiene problemas que podrían enderezarse sólo con regulación y reformas, mientras el 23% sostiene lisa y llanamente que el capitalismo está herido de muerte y se requiere un nuevo sistema económico, como opina desde un 43% en Francia, 38% en México, 35% en el Brasil, 31% en Ucrania y 20% en Chile. Las mayorías desean que sus gobiernos sean más activos en la posesión o control directo de industrias importantes en 15 de los 27 países. Esta visión es más frecuente en los ex estados soviéticos de Rusia (77%) y Ucrania (75%), pero también en Brasil (64%), Indonesia (65%) y Francia (57%).

Una mayoría promedio de 67% en todos los países quiere que los gobiernos redistribuyan más uniformemente la riqueza, pero esta postura alcanza un porcentaje mayor en 22 de los 27 países encuestados. En 17 países quieren ver al gobierno haciendo más por regular los negocios, con un promedio mundial de 56%. Un 22% estimó que el colapso de la URSS tuvo efectos negativos, mientras un promedio de 54% votó que fue bueno, pero esta opinión fue mayoritaria sólo en 15 de los 27 países, en tanto 24% mundial dijo no saber. Entre los países del extinto Pacto de Varsovia, el 61% de los rusos y 54% de los ucranianos creen que la desintegración de la URSS fue una cosa mala, en cambio, 80% de los polacos y casi 63% de los checos estiman lo contrario.

El presidente de GlobeScan, Doug Miller, admitió: “En apariencia, la caída del Muro de Berlín en 1989 pudo no haber sido la victoria final del capitalismo de mercado que pareció entonces, particularmente después de los acontecimientos de los últimos 12 meses”. Steven Kull, del PIPA, dijo: “Algunos aspectos del socialismo, tales como los esfuerzos del gobierno para igualar la riqueza, continúan atrayendo a mucha gente en todo el mundo”. En otras palabras, no hubo “fin de la historia”.

Resultados en detalle

Para los europeos, la desintegración de la URSS fue algo bueno, con una gran mayoría en Alemania (79%), Reino Unido (76%) y Francia (74%). En EEUU piensa lo mismo el 81%, igual que en naciones desarrolladas como Australia (73%) y Canadá (73%). Lejos del occidente desarrollado esta opinión es distinta: 7 de cada 10 egipcios (69%) piensa que la desintegración de la URSS fue lamentable. En la India, el 28% piensa que tuvo efectos negativos y el 26% la aplaude, en Kenia fue algo malo para el 28% y bueno para el 26% y en Indonesia, mala cosa para el 31% y algo bueno para el 28%. Empero, también es alto el porcentaje de quienes dicen no saber. En China, el 50% estima que la desintegración fue buena y 21% que fue mala.

A pesar de tener perspectivas similares en cuestiones clave, franceses y alemanes discrepan cuando se trata del capitalismo de mercado libre. En Francia, el 47% cree que los problemas del capitalismo se pueden solucionar con regulación y reformas, mientras casi otro tanto, 43%, cree que está fatalmente condenado. En Alemania, en cambio, hay muy poco apoyo (8%) para otro sistema económico, con 74% confiando aún en que los problemas del capitalismo de mercado libre pueden resolverse.

El apoyo más bajo (9%) para redistribuir la riqueza se dio en Turquía. La mayoría de quienes no apoyan un mayor papel del gobierno en la economía está en Paquistán (66%), Polonia (61%), la India (60%) y EEUU (59%). Sólo en Turquía una mayoría (71%) piensa que el gobierno debe hacer menos por regular los negocios, pero también hay una oposición importante en Filipinas (47% se opone), Paquistán (36%), Nigeria (32%) e India (29%). La propiedad o el control directo del Estado sobre las industrias resultó con más oposición en EEUU (52%), Alemania (50%), Turquía (71%) y Filipinas (54%).

Demás resultados de América Latina

Brasil es el país en que una aplastante mayoría (87%) reclamó un papel más activo del gobierno en la actividad regulatoria. También tiene la tercera mayoría que pide un rol más relevante del gobierno en la redistribución de la riqueza, detrás de México y Chile.

- 78% de los encuestados resultó contrario al neoliberalismo: 43% dice que el capitalismo tiene defectos que requieren más regulación y reformas, pero el 35% cree que se necesita un sistema diferente. Sólo 8% cree que el capitalismo funciona muy bien sin la acción gubernamental.
- 89% clama por una mayor acción gubernamental en la distribución más uniforme de la riqueza, mientras que sólo 7% no demanda cambio alguno y 2% reclama menos acción gubernamental.
- 64% apoya un papel más activo del gobierno en la posesión o control de industrias importantes, mientras 17% dice que debe mantener el mismo rol que ahora y 13% se inclina por disminuirlo.
- 87% reclama más regulación gubernamental de los negocios, 7% se inclina porque siga igual y 2% pide menos.

Costa Rica está entre las mayorías más favorable al colapso de la URSS entre el público latinoamericano. Los costarricenses son los más proclives a salvar el capitalismo de mercado libre con regulación en su región.

- 52% cree que los problemas del capitalismo se pueden resolver con regulación y reformas, mientras 25% reclama otro sistema y 10% afirma que el capitalismo está bien y más reglas disminuirían su eficacia.
- 61% cree que su gobierno debe adoptar un papel más activo en controlar industrias importantes, 22% cree que el gobierno debe ser menos activo y 13% cree que debe mantenerse sin cambios.
- 82% piensa que el gobierno debe ser más activo en la redistribución de la riqueza, 12% cree que debe ser menos activo y 4% dice que debe seguir igual que en el presente.
- 71% quisieran que su gobierno hiciera más por regular los negocios, mientras 19% quiere menos acción gubernamental y 7% desea el mismo nivel que ahora.
- 63% cree que la caída de la URSS fue algo bueno; 16% cree que fue malo y el 21% no ofreció ninguna respuesta.

México tiene la mayoría más grande de la encuesta que reclama a su gobierno hacer más para distribuir uniformemente la riqueza. Tiene también mayoría mundial en la visión del capitalismo de mercado libre fatalmente dañado como sistema, seguido de por los franceses. Un alto promedio de mexicanos dijo que el gobierno debe hacer mejor su trabajo de control de industrias importantes y regulación de los grandes negocios.

- Un excepcionalmente alto 38% cree que el capitalismo no tiene remedio y que debe imperar un nuevo sistema económico, mientras 40% piensa que el capitalismo de libre mercado está dañado pero puede ser reparado con reformas. Apenas 2% cree que está sano y que las reformas lo volverían ineficaz.
- 61% cree que el gobierno debe asumir un papel mayor en controlar la propiedad de industrias importantes, en comparación con 17% que prefiere un rol menor y 8% que se inclina por el papel actual.
- 92%, la más alta mayoría entre todos los países encuestados, apoya que el gobierno adopte un mayor protagonismo en la redistribución uniforme de la riqueza.
- Una mayoría de 64% estima que el gobierno debe hacer más por regular los negocios, mientras 14% opina que debe haber menos regulación y 9% se inclina porque siga igual que hoy.
- 54% cree que fue bueno el colapso de la URSS, mientras 4% piensa que fue malo y 43% no proporcionó respuesta.

Panamá está en el promedio mundial que aboga por un rol más activo del gobierno en la intervención de la economía. La mayoría apoya un papel más relevante del Estado en la propiedad y control de industrias importantes, la redistribución de la riqueza y la regulación de los negocios. Pero la cantidad de gente que sustenta estas posiciones resulta relativamente baja en comparación con los otros países latinoamericanos.

- 50% cree que el capitalismo de libre mercado está estropeado pero que puede repararse con regulación más apretada, mientras 26% piensa que está fatalmente dañado y 9% cree que ahora funciona bien.
- 63% apoya que el gobierno asuma un papel más activo en el control o posesión de industrias importantes, mientras 21% apoya un rol más pequeño y 7% se inclina porque el mismo papel del presente.
- 80% -también una mayoría aplastante- piensa que el gobierno debe desempeñar un papel más activo en la redistribución de la riqueza, 12% cree que debe tener un papel bajo y 3% dice que debe seguir igual.
- 71% dice que el gobierno debe asumir un papel mayor en la regulación de los negocios, 16% cree que debe haber menos regulación y 5% dice que debe ser igual.
- 47% piensa que la caída de la URSS fue algo bueno, mientras 17% piensa que fue malo y 36% no proporcionó respuestas.

Fuentes:
1) http://www.bbc.co.uk/pressoffice/pressreleases/stories/2009/11_november/09/poll.shtml
2) http://www.bbc.co.uk/pressoffice/pressreleases/stories/2009/11_november/09/country_findings.pdf

Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.

El Renacimiento Nuclear

POR: REX WEILER

El argumento de que la energía nuclear no emplea carbón y, por lo tanto, constituye una solución para el calentamiento global, no toma en consideración el ciclo del combustible nuclear, que consta de: excavación, molienda, enriquecimiento y transportación de uranio; el forjado del acero para los recipientes presurizados; la construcción de enormes y complejas plantas; y el manejo, transporte, reprocesamiento y almacenamiento de los desechos, todo lo cual consume cantidades importantes de combustibles fósiles. En la fabricación de combustible nuclear se utilizan compuestos halogenados que erosionan la capa de ozono y, simultáneamente, contribuyen al calentamiento global aún más que el dióxido de carbono.

Cada dólar que se invierta en energía nuclear aumentará el calentamiento global debido a que consumirá los escasos recursos que se necesitan para dar soluciones reales.

La energía nuclear no es económica...

Los costos reales de la energía nuclear se ven oscurecidos por miles de millones en subsidios públicos y los costos, todavía no cuantificados, del procesamiento de los desechos y el desmantelamiento de plantas.

Las plantas nucleares tienen hasta la fecha un récord de seguridad tétrico que abarca miles de personas accidentadas en los sectores privado, público y militar. Las plantas rusas de Chernobyl, Three Mile Island y Kyshtym (1958) y la planta de Idaho Falls en Estados Unidos (1955) no fueron anomalías, sino simplemente accidentes dramáticos. El reactor US Davis-Besse que se encuentra en el estado de Ohio, en Estados Unidos, ha tenido cuatro accidentes graves desde 1977. El último fue en 2002.

En el mundo existen actualmente alrededor de 439 plantas nucleares en funcionamiento. Para sustituir, digamos el 25 por ciento de la energía que actualmente se obtiene del petróleo y el carbón, se necesitarían más de mil reactores nuevos, y cambiar las plantas existentes a medida que caduquen. El desmantelar 400 plantas y construir 1400 plantas nuevas costaría de 10 a 20 trillones de dólares, por lo menos, y triplicaría la magnitud del problema de desechos nucleares que aún está sin resolver. Además, dicho plan agotaría los suministros de uranio de todo el mundo mucho ante de que se terminaran de construir las 1400 plantas.

De los 36 proyectos de construcción de planta nucleares, 14 siguen detenidos y la mayoría de los proyectos que subsisten son propiedad del estado en países como Rusia, China e India. La energía nuclear no tiene futuro como negocio, a menos que se socialicen los costos, se privaticen las utilidades y se deje la basura para las generaciones futuras. En Estados Unidos, simplemente, 104 proyectos de plantas nucleares “privadas” han recibido más de $130 mil millones en subsidios que le cuestan a los contribuyentes, más de $1000 millones de dólares por reactor. Y se necesitarán miles de millones más para resolver el problema de la acumulación de residuos.

A la espera de soluciones para los desechos

Los desechos nucleares son los demonios indómitos de la energía nuclear. Después de 40 años de investigación, ni un solo kilogramo de residuos de combustible usado de alto nivel ha sido almacenado en un depósito permanente. El mortal plutonio radioactivo tiene una duración aproximada de 24 mil años. Una parte del combustible ha sido reprocesado, en lo que es de por sí una industria contaminante, pero tres cuartas partes del desecho permanece en almacenamientos temporales distribuidos en 50 países.

En el Reino Unido, un informe del año 2002 de la Royal Society reprendió a la industria nuclear por “descuidar.... el problema grave y urgente de disponer de los desechos nucleares”. El informe considera que el almacenamiento adecuado de los desechos de Reino Unido costará 85 mil millones de libras (108 mil millones de euros, 139 mil millones de dólares). A ese ritmo, el almacenar los desechos nucleares acumulados en todo el mundo costaría más o menos $3 trillones de dólares, mucho más de lo que costó el rescate global bancario de 2008, lo que equivaldría a 6 mil millones de dólares por reactor, una deuda oculta que no se encuentra en el balance de ningún negocio.

Nadie, ni las empresas ni los políticos ni el público, quiere desechos nucleares en el ambiente. En los 80, la Comisión Regulatoria de la Energía Nuclear de Estados Unidos (NRC), anunció que almacenaría los desechos en una caverna de la Montaña Yucca, Nevada en 1998. Este año, el vocero de la NRC, Edward McGaffigan, le dijo al New York Times que el depósito de Nevada no podría abrirse en unos 20 años, si no es que más, debido a problemas técnicos, entre los que se contaban supuestos informes geológicos fraudulentos. Hoy en día, siete años después de haber proyectado un costo de $58 mil millones, la NRC calcula que en realidad, el público deberá pagar $96 mil millones.

Con el presupuesto excedido y dos décadas de retraso, la industria estadounidense se encuentra con que tiene 121 almacenes temporales de desechos nucleares que presentan fugas y corrosión, además de que constituyen objetivos vulnerables y riesgos de seguridad.

Vertido de basura nuclear

La industria nuclear francesa, supuestamente segura, se enfrenta a problemas críticos de contaminación y desechos. La planta reprocesadora de La Hague conserva la mayor parte del combustible de alto nivel ya usado en almacenamientos temporales. La planta emite al ambiente de las poblaciones cercanas: criptón, tritio, yodo y carbono 14, además de millones de litros de aguas residuales al Canal de la Mancha cada día. Los científicos médicos franceses advierten sobre el riesgo de leucemias y, desde 1997, Greenpeace ha hecho campañas para cerrar la planta.

Después de la prohibición de 1972, el Reino Unido, Francia y otras naciones volvieron a tirar en secreto desechos radiactivos al Golfo de Vizcaya de barcos como el MV Topaz y Gem. En 1979, el primer viaje del barco Rainbow Warrior de Greenpeace hizo frente al problema y lo denunció.

No obstante, después del tsunami de 2004, gigantescos tambores de desechos tóxicos y radiactivos se vaciaron desde el Océano Indico hacia 15 playas de Somalia. Los vecinos, que trataron de abrir los contenedores, murieron, sufrieron quemaduras y contaminación por los desechos. No sabemos si los recipientes provenían de Francia, el Reino Unido, Estados Unidos o algún otro país, pero representan uno de los costos ocultos de la energía nuclear que se escapa al mar, un costo que al final debe ser absorbido por el entorno marino y el público en general.

Con los desechos radiactivos que se acumulan en 50 países, el ejemplo de Somalia demuestra que todavía hay vertederos clandestinos. El profesor Geoffrey Boulton, de la Royal Society de Londres, advierte que en el Reino Unido los desechos pronto “se multiplicarán por 50” a medida que se desmantelen las estaciones nucleares. La mayoría de las plantas de todo el mundo, construidas en los años 70 y 80, se acercan al fin de su vida útil y todavía no se cuenta con un plan para procesar los desechos que resultarán de los gigantescos desmantelamientos.

Cortando manteca con motosierras

La afirmación de que la energía atómica resolverá o incluso, paliará el calentamiento global es mentira. La energía nuclear es un cerdo de carbón en comparación con las energías eólica, solar, geotérmica e hidráulica. Tan sólo en economía, la energía nuclear resulta reprobada. La acumulación de desechos, el riesgo de accidentes y sabotajes y la proliferación de armas nucleares hacen mucho más pesada la carga que debe llevar la sociedad.

Recuerden, todo este riesgo y contaminación provienen del deseo de hervir agua. En los años 70, Amory Lovins señaló que “el uso de la fisión nuclear para hervir agua es como usar una motosierra para cortar manteca”.

La sociedad humana se enfrenta a una reducción inevitable en el uso de la energía. La era del petróleo resultó una bonanza fuera de serie y no existe ninguna alternativa creíble para reemplazar el volumen de energía petrolera. La fuente más importante de energía limpia en todo el mundo es la conservación, a un costo de cero y con cero emisiones de carbono.

La segunda fuente de energía más eficiente es la cogeneración, donde se recupera el calor de desecho que actualmente se envía a las chimeneas. Por último, podemos utilizar energías renovables, como el viento, el sol, el agua y la energía geotérmica, construyendo plantas adecuadas para cada localidad, al tiempo que se crean puesto de trabajo y se obtiene un mejor rendimiento sobre la inversión que en las plantas nucleares.

El secreto que la civilización industrial todavía está por conocer es que podemos mejorar la calidad real de vida con menos energía y menos volumen de producción. Podemos llevar una vida más plena sin necesidad de excavar el planeta hasta matarlo y sin poner en riesgo a las generaciones futuras con nuestra basura tóxica.

http://www.facebook.com/l/5cd4c;www.youtube.com/watch?v=odDA5w3O1eQ

Hoy en dia se sabe que existen otras paticulas aún más pequeñas que el átomo...

martes, 5 de enero de 2010

Consciencia Verde


PREAMBULO
La Tierra es una entidad viviente en evolución. Cada forma de vida en la Tierra es una parte importante de esta entidad viviente. En consecuencia, nosotros los miembros de la raza humana debemos de cultivar la consciencia de que somos miembros de una comunidad global de vida y que todos compartimos una misión común y una responsabilidad por el futuro de nuestro planeta.
Cada individuo tiene un papel que jugar en la evolución de nuestro planeta y para alcanzar la paz mundial, se debe de vivir de acuerdo a nuestras responsabilidades y obligaciones. A la fecha, son escasas las personas en la Tierra que están completamente satisfechas con la vida. Estamos encarando conflictos alrededor del mundo al competir por los limitados recursos y territorios. Esto ha tenido un efecto devastador en el medio ambiente global.
A medida que entramos al nuevo milenio, más que nunca, la realización de la paz del mundo depende del despertar de la consciencia de cada individuo de la raza humana. Es imperativo que cada ser humano asuma la responsabilidad de construir la paz y la armonía en su corazón. Todos tenemos esta misión común que debemos cumplir en su totalidad. La paz mundial se logrará cuando cada miembro de la humanidad llegue a ser consciente de esta misión común, cuando todos nos unamos por nuestro común propósito.
Hasta ahora, en términos de poder, riqueza, fama, conocimiento, tecnología y educación, la humanidad ha estado dividida entre individuos, naciones y organizaciones que tienen recursos y otras que no lo tienen. Ha habido también distinciones entre los dadores y los receptores, los que ayudan y los que son ayudados.
En consecuencia, declaramos nuestro propósito de trascender todas estas dualidades y distinciones con un concepto totalmente nuevo, el que servirá como nuestros cimientos que colocamos para construir un mundo pacífico.
PRINCIPIOS GENERALES
En la nueva era, la humanidad avanzará hacia un mundo de armonía, es decir, un mundo en el cual cada persona y cada nación pueda dar lugar en forma libre al uso y desarrollo de las cualidades individuales, viviendo en armonía unos con otros y con toda forma de vida de la Tierra. Para realizar esta misión, establecemos los siguientes principios fundamentales:
1. Reverencia por la vida
Crearemos un mundo basado en el amor y la armonía en el cual todas las formas de vida sean respetadas.
2. Respeto por todas las diferencias
Crearemos un mundo en el cual se respeten todas las diferentes razas, grupos étnicos, religiones, culturas, tradiciones y costumbres que sean respetuosas con los derechos y dignidad de seres humanos, animales y plantas. El mundo debe ser un lugar libre de discriminación o confrontación, en lo social, en lo físico y en lo espiritual; un lugar donde la diversidad sea apreciada y disfrutada.
3. Gratitud y coexistencia con toda la naturaleza
Crearemos un mundo en el cual cada persona sea consciente de que somos capaces de vivir con las bendiciones de la naturaleza y de vivir en armonía con ella, mostrando gratitud por todo animal, planta y cualquier otra forma de vida, así como con el paisaje.
4. Armonía entre lo espiritual y lo material
Crearemos un mundo basado en el armonioso balance de la civilización material y espiritual. Romperemos el círculo de nuestro énfasis en lo material y dejaremos que una sana espiritualidad florezca en la humanidad. Nosotros debemos construir un mundo donde no sólo la abundancia material sino que también la riqueza espiritual sean valoradas.
PRACTICA
Pondremos en práctica estos principios guiados por lo siguiente:
Como individuos:
Debemos ir más allá de una era donde la autoridad y la responsabilidad estén en manos de estados nacionales, grupos étnicos y religiones, a una en donde los ciudadanos sean también importantes. Visionamos una "Era de lo Individual en armonía con lo General", no en el sentido de egoísmo, sino una era en la que cada individuo esté dispuesto para aceptar su responsabilidad y llevar a cabo su misión como un miembro independiente de la raza humana.
Cada uno de nosotros deberá cumplir nuestra gran misión de producir amor, armonía y gratitud en nuestro propio corazón y, desde allí, llevar armonía a todo el mundo.
En nuestros campos especializados:
Construiremos un sistema de cooperación, en el cual la sabiduría sea puesta al servicio de lo más elevado del conocimiento técnico, de las capacidades y habilidades en diversos campos, tales como: la educación, la ciencia, la cultura y las artes, así como también en la religión, la filosofía, la política y la economía.
Como la joven generación:
En el siglo 20, los mayores, los profesores y la sociedad eran los educadores de los niños y los niños estaban siempre en disposición de ser instruidos. En el siglo 21 los adultos aprenderemos de las maravillosas cualidades de los niños, tales como su pureza, inocencia, iluminación, sabiduría e intuición, para inspirarnos y elevarnos juntos. La joven generación jugará un papel muy importante en la creación de la paz para un futuro brillante.
Que la Paz prevalezca en la Tierra