jueves, 17 de febrero de 2011

Empleo verde, el futuro de la economía


El respeto por el medio ambiente ha abierto un nicho en el mercado de trabajo con grandes perspectivas de crecimiento.

El desarrollo de una nueva cultura basada en la preservación de los recur­sos naturales y el uso de energías limpias ha generado nuevas salidas profesionales. En un momento en el que el paro llega al 20% de la población activa, es positivo que las perspectivas de crecimiento en el llamado empleo verde auguren un potencial de un millón de puestos de trabajo durante la próxima década.

Alcanzar la cifra del millón de empleos verdes en diez años ha sido calificado de exagerado por algunos sectores pero no hay que olvidar que en la última década este sector ha experimentado un crecimiento del 235%, al pasar de unos 158.500 puestos de trabajo en 1998 a casi 531.000 en 2009.

En España el empleo en actividades relacionadas con el medio ambiente representa ya un 2,62% de la población ocupada con un total de 530.947 puestos de trabajo.

Dentro del empleo verde, el sector dedicado a la gestión y tratamiento de residuos, con el 26,4% del mercado que suponen 140.343 puestos de trabajo, es el que ocupa a más trabajadores, seguido de las energías renovables, con 109.368 puestos de trabajo que representan ya el 20,6% del total. Sin embargo, es este sector el que más ha crecido multiplicándose por 30 el número de empleos en los últimos diez años. El tercer lugar es para el tratamiento y depuración de las aguas residuales que con el 11% emplea a casi 60.000 trabajadores.

En cuanto a la distribución geográfica de estos empleos, el informe señala que se concentran principalmente en cuatro comunidades autónomas: Cataluña (93.660), Andalucía (91.517), Madrid (62.494) y Valencia (54.279). La ocupación de los trabajadores en los diferentes sectores es diferente en cada comunidad autónoma. Andalucía destaca por ser la región donde la agricultura ecológica tiene más peso, empleando a más de 20.000 trabajadores, mientras que en el resto de España la gestión de residuos y energías renovables son los sectores más importantes.

La rehabilitación y edificación sostenible, las tecnologías de la información y la comunicación, las actividades específicas relacionadas con la mitigación o adaptación al cambio climático, la movilidad y transporte sostenibles, la economía de la biodiversidad, los cultivos agroenergéticos, la ecología industrial y consultoría y formación medioambiental son algunos de los nuevos yacimientos de empleo verde que presentan un alto potencial laboral.

El perfil del trabajador que desarrolla su actividad en las empresas vinculadas con el empleo verde se corresponde con un trabajador cualificado en un elevado porcentaje. Un informe del Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud (ISTAS) señala que en las empresas de energías renovables trabajan técnicos cualificados bien titulados superiores (32%) o medios (18%).

Todo ello se traduce en la necesidad de tener los trabajadores una formación especializada para poder optar a los empleos más cualificados dentro de las diferentes actividades de medio ambiente. Un reto para las nuevas generaciones de estudiantes que encontrarán aquí su salida profesional.

En definitiva, se trata de implantar una nueva economía, más inteligente y más respetuosa con el medio ambiente, basada en la innovación y en un mejor aprovechamiento de los recursos. Las actividades relacionadas con la economía sostenible son las que se pronostican como las mayores generadoras de empleo.

Este texto es un resumen de un artículo del nº11 de la revista esPosible.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Esperanza y asombro



Asistimos estos días con una sensación mezcla entre la esperanza y el asombro al ver cómo se mueve algo en los paises árabes: Túnez, Egipto, Irán... parece que están saturados de tanto gobierno que los tiene en la miseria bajo la máscara de una democracia.
La humanidad se sacude, tras años de aparentar estar dormidos han crecido bajo la tierra sus raices y ahora asoma una planta poderosa que está dejando ver sus primeras flores.
Mientras aquí en España asistimos impávidos al recorte de nuestros derechos como trabajadores, al retraso de la edad de jubilación, a la prolongación de la vida de las nucleares, a que nos quiten los bancos los pisos por habernos quedado en paro, en definitiva a dejarnos que los poderes financieros nos marquen las pautas.
Nos preguntamos si será posible que en Europa nos contagiemos de los Islandeses y le demos un corte de mangas al capital.
Y si miramos el panorama local en Aragón seguimos con las mega-obras o megaproyectos: Recrecimiento de Yesa, Autovía Jaca-Pamplona, Embalse de Biscarrués, Mularroya, aeródromos, la travesía central del Pirineo (con lo fácil que sería recuperar y mejorar el Canfranero), la ampliación de Castanesa... por no hablar de la Exponabos, el campo de futbol o Gran Scala.
Nos preguntamos también cuanto tiempo ha de pasar para que en el suelo de nuestra Tierra las raices tengan la fuerza suficiente para abrirse paso con la savia verde.
Rosa Burgos Pérez

sábado, 12 de febrero de 2011

LA CIUDAD Y LA NATURALEZA


La gran parte de la humanidad vive hacinada en las ciudades. Estamos rodeados por una jungla de edificios de hormigón, con caminos de asfalto y ríos de coches. Apenas hay arbolado o zonas verdes, el contacto entre transeúntes es anecdótico. Las personas se ven tristes y desconfiadas.

Cada fin de semana los habitantes de las grandes urbes sienten la llamada en su interior, la necesidad de contactar con la Naturaleza, que les puede disolver la tristeza y devolver la alegría al espíritu. Pero sobre todo dejar de lado el exceso de trabajo y la preocupación.

Dar un paseo por el bosque, disfrutar de la fragancia de las flores, del murmullo del agua o de las hojas y del canto de los pájaros es un bálsamo para nuestra mente.

Nuestra civilización está desquiciada y es un cáncer para el planeta. Contrasta nuestra actividad productiva con nuestra actividad lúdica. El individuo no puede seguir sintiéndose una cosa a parte de la Naturaleza, debe dejar atrás el afán de dominarla y darle solamente valor en función de explotarla y obtener dinero. Nos consideramos erróneamente no animales, por encima del medio natural con derecho a someterlo a nuestros intereses.

Es hora de cambiar nuestro concepto y trabajar a favor de la madre Tierra, conseguir un equilibrio entre las verdaderas necesidades humanas y su obtención, dejando atrás el consumismo depredador que nos lleva al exterminio.

Es hora de ajustar nuestra población a nuestra huella ecológica, de evitar llegar a construir grandes núcleos de población que nos embrutecen.

Es hora de encontrar un equilibrio: decrecer en nuestro consumo en el primer mundo en favor del eco-desarrollo de los países empobrecidos.

La ciudad consolidada es más fácil de administrar, pero si es grande nos conduce necesariamente a sentirnos antinaturales, desconectados en un medio artificial y por tanto nos crea la necesidad de abandonarla, debemos reconocer que necesitamos contactar con un pedazo de naturaleza: respirar el aire de montaña, de mar, o simplemente ver por la noche las estrellas.

Si no puedes salir al campo haz un ejercicio mental cada día para recuperar tu paz interior: cierra los ojos, toma tres respiraciones profundas, relájate e imagínate en ese rincón preferido (montañas, bosque, mar...). Disfrútalo, deja que el agua se lleve tus preocupaciones, que el viento te acune y te sane. No permitas que el rencor se instale en tu corazón, perdona y trabaja para que la alegría y el AMOR llenen tu vida: saluda a tus vecinos.

Salud, ecología y paz - ROSA BURGOS - Zaragoza