lunes, 4 de febrero de 2013

El gas de pizarra les cuesta caro a las grandes compañías petroleras


La industria americana saca provecho de esta energía abundante y barata, sin embargo no es rentable para las mayores empresas petroleras como ConocoPhillips y Shell, y que desagrada a los directores financieros de estos mastodontes a causa de la caída de los precios del gas natural en los Estados Unidos ya que deben revisar la valorización de sus yacimientos.

Los precios del gas en los Estados Unidos se mantienen a un nivel muy bajo a pesar de un aumento de la demanda.  Los grupos petroleros europeos no van a salir de la noche a la mañana del negocio de los gases de pizarra en los Estados Unidos. Esta presencia les permite adquirir una experiencia tecnológica que llevarán a Asia o Gran Bretaña por ejemplo.

Los gigantes americanos, sin embargo, están muy expuestos a los rendimientos de sus inversiones en el gas de pizarra - así como ExxonMobil que rescató por 35 mil millones de dólares XTO, especialista en la exploración y en la producción de yacimiento de gas no convencional-, no ve revalorizar sus activos. Sus resultados financieros están muy afectados por la debilidad de los precios del gas.

En julio de 2012, Rex Tillerson, el patrón de ExxonMobil, afirmaba que todas las compañías del sector ' iban a perder sus camisas ' a causa de la debilidad de los precios del gas.

Algunos hasta pierden su trabajo. El martes, Chesapeake anunciaba la salida de su patrón y fundador, Aubrey McClendon. El grupo invirtió masivamente en el gas de pizarra: y debido al bajo nivel de la rentabilidad, las deudas se acrecientan. A sus dificultades estratégicas se añadieron, para Sr. McClendon, acusaciones en cuanto a su gestión personal de la empresa.

Pero no todo el mundo no pierde dinero con el gas de pizarra en los Estados Unidos. En este contexto, los petroleros procuran adaptarse: reducen la extracción esperando días mejores y hacen economías para bajar los costes de producción. Otros como el grupo anglo-irlandés va  a construir una fábrica petroquímica en el nordeste de Pittsburgh (Pensilvania), con el fin de sacar provecho de la reindustrialización gracias al bajo coste del gas desde la salida a escena de los gases y el petróleo de pizarra.

La exportación es otra opción. Permite vender a mejor precio este gas, Shell quiere crear, en asociación con Kinder Morgan, una unidad de licuefacción de gas natural con una capacidad de 2,5 millones de toneladas al año y exportar este gas fuera de los Estados Unidos: será competitivo incluidos los gastos de transporte con el producido en Europa y en Asia.

Por el momento, las autoridades americanas han dado autorización sólo a un  sitio, ubicado Louisiane, para que exporte el gas a partir de 2016, pero hay una quincena de proyectos sobre la mesa.

La administración Obama vacila en abrir más las compuertas, ya que son primordiales para la autonomía energética del país, mejora el poder adquisitivo y se produce una reindustrialización, hay más empleo y bajan los precios energéticos. Sus efectos nocivos sobre el cambio climático y cómo afecta esta industria al deterioro de las zonas de extracción y el posible retroceso en el desarrollo de las energías renovables están en el otro lado de la balanza..