viernes, 21 de noviembre de 2014

POR UNA ZARAGOZA SOSTENIBLE, HUMANA Y ACOGEDORA. ADSCRIPCIÓN DE ZARAGOZA A LA “RED DE CIUDADES EN TRANSICIÓN”


El concepto de Transición es una de las grandes ideas de nuestro tiempo. Su ideólogo es el joven arquitecto inglés Rob Hopkins.  El pico del petróleo y el cambio climático ha menudo pueden dejarnos una sensación de depresión e impotencia. El movimiento de Ciudades en Transición es un movimiento inspirador, que fomenta esperanza en lugar de culpabilidad, y optimismo en lugar de miedo.
Se trata de una transición inteligente hacía un futuro más local, más humano, más justo y enriquecedor.
El movimiento de Ciudades en Transición es la respuesta de cómo pasamos del caos actual en las ciudades que están matando el planeta y sus habitantes, a nuevos sistemas rurales y urbanos viables, ecológicos y sostenibles. Se involucra a comunidades enteras en un proceso de transformación que pasa por reconocer la necesidad de cambiar el rumbo de dirección con éxito.

Pico de petróleo y cambio climático.

El petróleo es una sustancia destacable, con un densidad energética impresionante. Nos ha hecho  mucho más fuertes, rápidos y productivos de lo que jamás habíamos sido. Llevamos 150 años viviendo con el petróleo y nos hemos acostumbrado a pensar que siempre lo tendremos en cantidades sobradamente suficientes. Por otra parte, la incidencia del petróleo y otros combustibles fósiles en el cambio climático y sus dramáticas consecuencias,  además de tener la certeza de haber superado “el pico del petróleo” generó el movimiento negacionista por lo que primero se ridiculizo el cambio climático, luego se ignoró, y finalmente se acepta como algo que siempre ha sido cierto.

Resilencia y red de ciudades en transición

En ecología el término resilencia se refiere a la capacidad de un ecosistema de fluir con los choques externos y cambios forzados.
Tener una resilencia incrementada y una economía local más fuerte no significa que hemos de cerrar la valla a nuestras ciudades y pueblos y prohibir la entrada y salida de cualquier cosa.
Una comunidad puede hacer una eficaz campaña de recogida de residuos plásticos para reciclarlos. Así seguramente se mejorará el medio ambiente. Pero podría ser mejor solución ( a parte de producir menos residuos de plástico, obviamente) sería desarrollar otros usos para los residuos plásticos que requieran un mínimos procesamiento, tal vez produciendo bloques para la construcción con los plásticos comprimidos o algún otro tipo de aislante para uso local.

El poder de una visión positiva

Una demanda más reducida energía, una riqueza de un tiempo menos estresante en desplazamientos y comunicaciones, son apuestas por una ciudad – nuestro ecosistema- más sano y feliz.
Las Iniciativas en Transición están basadas en cuatro supuestos claves, todos ellos en clave muy asertiva:

  • Que la vida con un consumo energético  reducido es inevitable y que es mejor planificarlo en vez que nos llegue por sorpresa o pagar unas facturas contables y ambientales exageradas.
  • Nuestras ciudades actuales carecen de resilencia para permitirles ser protagonistas de acciones enérgicas y decididas para capear el choque energético y el cambio climático.
  • Tenemos que actuar como colectivo, participativamente, socialmente, y debemos actuar  ahora.
  • Que si permitimos al ingenio colectivo diseñar creativamente y activamente nuestra estrategia podemos crear estilos de vida que estén más conectados con la naturaleza, más enriquecedores y que reconozcan los límites biológicos de nuestro planeta.

No hay ningún motivo para pensar que un futuro con menos demanda energética y más resilencia represente una calidad de vida menor que la actual.

Los doce pasos para una Ciudad en Transición son:

  • Crear un  grupo político-social de para poner en marcha la iniciativa.
  • Concienciar
  • Establecer bases
  • Organizar un gran lanzamiento local
  • Formar grupos de formación y dinamización
  • Utilizar espacios abiertos
  • Desarrollar manifestaciones del proyecto que sean visibles y prácticas ( huertos urbanos, carriles bici, eco-edificios inteligentes, etc)
  • Facilitar el aprendizaje de habilidades a la sociedad civil
  • Construir puentes con los gobiernos e instituciones locales. Plena implicación en el proyecto como marca de Ciudad.
  • Profundizar mucho más en la Agenda 21, evaluar su cumplimiento, definir objetivos adaptados a la nueva estrategia. Es una evidencia que en la mayoría de las ciudades, la Agenda 21 se ha quedado en una declaración de buenas intenciones. La idea de Transición sobrepasa en concepto y ambición las limitadas “Agendas 21”.
  • Crear un plan concreto de de acción en el descenso energético.
  • Crear un banco de experiencias de Ciudades en Transición a nivel estatal, europeo y global.

A modo de conclusión:

 La adhesión a la Red de Ciudades en Transición supone una pequeña “revolución local”, de alguna manera se reinventa y reorienta el modelo de ciudad ya que afecta a casi todos los vectores imaginables: Movilidad, calidad del aire y el agua, participación ciudadana, formación, sostenibilidad, urbanismo, soberanía energética, ciclo de los residuos, masas forestales urbanas, comercio de proximidad y agricultura ecológica y soberanía alimentaria, y un largo etcétera tan largo como reinventar muchos usos y costumbres de una población.