Hace ya bastantes meses leí el libro sobre la Inteligencia
ecológica de Daniel Goleman (1), hoy quiero profundizar en entender cómo es
posible que la mayoría de la población se vea abocada a vivir en situaciones
penosas para que haya una minoría que sea inmensamente rica, despilfarradora y
nada solidaria.
Quizás sea que al igual que se justifica que los seres
diferentes mal llamados inferiores se les puede utilizar para la consecución de
nuestros fines sin ningún remordimiento, la élite humana piensa de esta forma
sobre las personas, los pueblos, las naciones. El planeta entero es saqueado
por su avaricia.
Obviamente saben cómo funciona nuestro cerebro y lo utilizan
en nuestra contra. Deberíamos contraatacar y plantear una estrategia.
Si fuéramos capaces de ponernos de acuerdo podríamos darle
un vuelco a la situación, pero estamos programados para centrarnos en los
beneficios a corto plazo a expensas de los beneficios a largo plazo.
Aquí podríamos ver por qué se apoya la minería, empleo a
corto plazo frente al deterioro de la salud de las personas que la trabajan, la
contaminación y el cambio climático.
Nos creemos muy inteligentes y sin embargo nos manipulan con
diversos medios: religión, educación, televisión, periódicos, internet... por
lo que es difícil que podamos tomar conciencia de nuestro poder.
Cuando nos
enfadamos con las medidas de el gobierno de turno, por ejemplo, tenemos que
saber que el disgusto no es una reacción psicológica sino neurológica. Cuando
en una decisión están implicados el pensamiento y la emoción, ésta casi siempre
prevalece.
La desilusión activa el funcionamiento de la amígdala y la
insulina. Sin embargo el ver algo que nos gusta activa la parte de la región
neurofrontal del cerebro.
Para conseguir pues que nos centremos en los beneficios a
largo plazo hemos de ser capaces de generar rechazo por los beneficios a corto
plazo y vender los de largo plazo. Tenemos unos grandes retos, tenemos que
colaborar, ser capaces de desprogramarnos, conseguir comunicarnos de forma
horizontal y fuera del sistema establecido.
Debemos desnudarnos y cuestionarnos muchas de nuestras
grandes verdades, detrás se esconden los intereses de nuestros explotadores. Y
lo más difícil al parecer es superar las divisiones, estamos etiquetados por
múltiples facetas que debemos dejar atrás e identificarnos con lo esencial.
Propongo una cooperativa política donde haya debates de
ciudadanos expertos para tratar de llegar a consensos sobre cuestiones que nos
afectan. Para lograr nuestros objetivos deberíamos utilizar la desobediencia
pacífica y darle una vuelta a la seudodemocracia para que sea un gobierno de y
para la ciudadanía: una democracia participativa y solidaria.
Necesitamos tener
claro que los grandes poderes financieros atenazan a los estados y que la
solución debe venir de la unión de todos los pueblos.
Es posible vivir en armonía con el planeta y acabar con el
sufrimiento.
Por eso en estas elecciones he apostado por Zaragoza en Común, desgraciadamente en Aragón no ha sido posible la confluencia para Las Cortes, por eso pido el voto a EQUO.
(1)La inteligencia ecológica es la capacidad de aplicar
nuestro conocimiento de la actividad humana para hacer el menor daño posible a
los ecosistemas y vivir de un modo sostenible en nuestro nicho (para el momento
actual abarca la totalidad del planeta). Implica el conocimiento y comprensión
de muchas interacciones que existen entre los sistemas humanos y los naturales.
Hemos de desarrollar habilidades para descubrir los impactos
ocultos con empatía hacia toda forma de vida.
La inteligencia emocial y la social nos dan la capacidad de
asumir la perspectiva de los demás, de sentir lo que sienten y de mostrarles
nuestro respeto. La inteligencia ecológica extiende esa capacidad a todos los
sistemas naturales, desplegando la empatía dónde advirtamos cualquier signo de
sufrimiento.
La inteligencia de un solo individuo es incapaz de entender
tal cantidad de conocimientos, para sobrevivir en el mundo actual necesitamos
la colaboración y el esfuerzo de un número amplio y diverso de expertos.
La última adición al cerebro humano son las habilidades
sociales. La colaboración y el intercambio de información resultan vitales para
comprender y elaborar las bases necesarias para actuar por el bien común:
-
Conoce tus impactos
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Alienta las mejoras
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