miércoles, 15 de septiembre de 2010

Acabar con la adicción al petróleo



El petróleo se acabará en unas pocas décadas, que se va a encarecer y va a suponer un reto para la estabilidad económica y social es un hecho. El problema de la dependencia energética se sigue infravalorando, es esencial para hacerle frente y mitigar las amenazas que el cambio climático supone para la humanidad. Hay que considerar ahora la energía alternativa, hay que anticiparse a la crisis del petróleo, disminuirán los efectos si estamos preparados, es evidente que deberá haber un período de transición energética.

Eliminar de la dependencia del petróleo es abandonar nuestro modelo de desarrollo basado en el despilfarro y el consumo excesivo. Debemos tender un puente entre dos mundos, el viejo, marcado por la dependencia de los combustibles fósiles, el nuevo movido por una energía verde 100% y por tanto renovable 100%. También supone una autosuficiencia energética, es hora de dejar atrás las guerras por el control sobre el petróleo y el gas. Desde Oriente Medio hasta Asia Central, Angola, Birmania, las grandes empresas como Total han participado directa o indirectamente a la explotación de los pueblos.

Hay que anticiparse, hay que actuar con inventiva y voluntad política. La energía nuclear representa sólo el 2% del consumo energético en el mundo y no va a resolver nada. No vamos a construir miles de reactores nucleares, de inmediato y en todo el mundo - incluso en zonas de guerra o en zonas expuestas a terremotos. No hay plutonio para abastecernos. Además de los serios peligros: la acumulación de residuos inmanejable sigue sin resolverse, riesgos por accidentes como Chernobil siguen siendo una amenaza permanente, y el de la tenencia de armas nucleares y posible uso gracias a esa tecnología.


Una nueva política energética basada en el concepto de "Microrredes" es posible. Siempre es más fácil y más eficiente reducir nuestro consumo de energía de tratar de producirla más cerca. No necesitamos grandes proyectos faraónicos, caros y delirantes, la eficiencia y la simplicidad mejorarán la gestión de energía de diferentes fuentes renovables. Hay que implicar a nuestra movilidad mediante la adaptación de nuestros modos de transporte de mercancías y de personas, ubicación de nuestras actividades económicas y producir de manera diferente. La rehabilitación de las viviendas, el desarrollo regional equilibrado, el fortalecimiento de los reglamentos existentes para reducir el consumo de los electrodomésticos y los vehículos privados – ganaremos en: ahorro de energía, reducción de la pobreza energética y crearemos empleo.

Las energías renovables son el camino a seguir. Una combinación energética sensata y la producción descentralizada, también contribuirá en la vertebración de los territorios, asegurará una producción local de energía para garantizar un suministro no dependiente de los riesgos comerciales, políticos y geológicos.

España, dominada por los grupos de presión no debería perder su papel como potencia en energías renovables. El final de nuestra adicción al oro negro será impuestas por la realidad brutal del Cenit del Petróleo, debemos organizarnos para que no nos veamos de una forma autoritaria desde arriba abocados a perder nuestro bienestar, desde abajo la sociedad concienciada debe pedir la actuación de nuestros políticos y gobernantes.

Los ecologistas optamos por una solución suave y menos traumática, necesitamos un compromiso de transición energética.

Rosa Burgos

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