Nos encontramos en un momento determinante para el futuro de nuestra
sociedad. Las decisiones que se tomen ahora van condicionar el diseño del
sector energético del mundo en las próximas decadas. Y la forma en que una
sociedad produce y utiliza la energía es el factor más importante en cuanto a
como es y como de sostenible será esa sociedad. Asi ha sido a lo largo de la
historia y asi será en este siglo XXI, en que el crecimiento de la población y
la economia humana ha topado con los límites físicos de nuestro planeta.
Una de las decisiones más importantes a este respecto que se
tienen que tomar es el papel de la energia nuclear. Hasta hace unos pocos años
estaba claro que la energia nuclear esta en decadencia, y que su papel en el
mix energético del futuro iba a ser marginal o directamente inexistente. Tanto
el número de reactores, com la potencia total instalada, e incluso el
porcentaje de energía (tanto en terminos de energia eléctrica como de energia primaria) de origen nuclear
alcanzaron su máximo hace años y estan disminuyendo. La mayoria de los
reactores nucleares en funcionamiento ya tienen muchos años y, a pesar de los
esfuerzos de sus dueños para prolongar su producción, (muchas veces, a costa de
su seguridad) deben cerrar en los
próximos 10 años.
El impacto en la opinión pública de los accidentes de Harrisburg, en 1979, y
sobre todo de las terribles consecuencias del accidente de Chernobil, una nube radiactiva equivalente a 100 veces las
bombas de Hiroshima y Nagasaki y centenares de miles de muertos se estaban olvidando. Y recordemos que fue justamente este impacto, junto con la asociación de las centrales
nucleares con la producción de bombas atómicas, la causa de la crisis en el
crecimiento de la energía atómica. Estaba empezando a hablarse de nuevas
centrales nucleares, más seguras y economicas, aunque más palabras que
proyectos en firme; y llevavamos ya algunos años bajo una intensa campaña de
propaganda y relaciones públicas por parte del potentisimo loby nuclear, con una
enorme capacidad de presión sobre los medios de comunicación, via su cuenta de
publicidad o directamente mediante la participación en sus consejos de
administración. En esta campaña nos
aseguraban que la energia nuclear era necesaria, que un accidente grave en una
central nuclear nunca más volvería a pasar, y sobre todo, que nunca podría
ocurrir en países democráticos y tecnológicamente desarrollados.
El desastre de la central de
Fukushima en Japón (similar a la de Garoña), país desarrollado e hipertecnológico
donde los haya, se ha encargado de disolver de golpe este nuevo engaño y ha cambiado por completo el panorama. A pesar de la politica de
ocultismo y falta de transparencia en la información que llevó a cabo del
gobierno de Japon y TEPCO, la empresa propietaria de esta central, no se se pudo disimular la enorme gravedad
de este accidente, cuyas consecuencias, en forma de contaminación radiactiva,
son comparables a las de la catastrofe de Chernobil, y que aun no ha acabado. Los escapes radioactivos
continuan Tampoco esta descartada la posibilidad de que ocurran nuevas
complicaciones. Además de los miles de victimas mortales que dejó el terremoto
y el posterior tsunami, este accidente nuclear
ocasionó numerosas victimas y centenares de miles de personas perdieron
sus hogares, trabajos.., sus vidas, en definitiva. Y en una parte importante no
podrá recuperarlas nunca, ya que la contaminación radioactiva esta dejando
amplias zonas inhabitables, durante, al menos, decadas.
¿Queremos exponer al valle del Ebro a ese peligro?
La ciudadania mundial, y especialmente,
la de los paises que, como el nuestro, acogen centrales atómicas se ha vuelto
dolorosamente consciente del peligro que supone mantener estas instalaciones en
funcionamiento y ha dado un paso adelante. Esta protagonizando una gran
movilización para exigir a los gobiernos que se cierren las centrales
nucleares, y para que prevalezcan los criterios de seguridad por encima de los
beneficios económicos de las compañias eléctricas; una movilización que ya ha
conseguido resultados concretos en el mismo Japon y en paises de nuestro
entorno como Alemania e Italia.
La sociedad representada aqui hoy por organizaciones
ecologistas, por supuesto, pero también sindicales, educativas, políticas y
sociales, está hoy aquí pidiendo que no se reabra porque pondría en peligro en
caso de accidente a nuestro modo de vida.
Tenemos la responsabilidad y
la obligación moral de combatir la energía nuclear por el interes comun de la
humanidad, porque se puede vivir bien sin nucleares. Porque ¿Como
justificaremos ante las generaciones futuras que hemos asumido riesgos
temerarios e inconfesables, sólo para que las empresas electricas se
enriquezcan? Porque esta es el único y verdadero motivo que queda cuando
logramos traspasar todos los disfraces y mentiras del lobby nuclear, a
las que se responde a continuación:
-La
energía nuclear es muy peligrosa, está gestionada por compañías cuño fin es lucrarse
y tratan de gastar lo mínimo imprescindible para su correcto funcionamiento y a
veces icumplen: ha habido ya muchos accidentes nucleares graves en la industria civil: Chernobil (Ucrania) 1986
con un nivel 7 en la escala INES, Kyshtym (Russia) en 1957, con un nivel
6, Harrisburg (USA) en 1979, y Windscale Pile, (UK)en 1957, ambas de un
nivel 5 y el más reciente Fukushima, cuyas consecuencias son comparables a las
de Chernobil. Además ha habido otros muchos accidentes menos graves, incluyendo
uno en la central de Vandellos I (Tarragona) en 1989, de nivel 3, a raíz de la
cual tuvo que cerrarse.
-La energía nuclear es cara: el coste real
del kw·h nuclear en España, es algo más de 0'1 €, el más caro de todas las
formas de generación, y con tendencia a subir, ya que el precio del uranio esta
aumentando exponencialmente (lo importamos), y las nuevas medidas de seguridad
que se exigien a raiz del accidente de Fukushima, como ya paso con el de
Chernobil, las hacen más costosas. Hay que destacar que a las compañías
eléctricas si les sale rentable tener centrales nucleares porque además de las
enormes ayudas públicas recibidas, una gran parte de sus costes están
socializados, es decir los pagamos toda la ciudadanía, como la gestión de los
residuos, las carreteras de evacuación, los programas de protección civil, los
seguros de funcionamiento (las empresas eléctricas sólo responden por daños
hasta 1200 millones de euros en caso de accidente nuclear, del resto responde
el estado, o sea, los ciudadanos españoles) y, por supuesto, hay que
incluir las consecuencias económicas y humanas en caso de accidente. Además
siempre están conectadas y el precio que se les paga en el MIX es el del último
que entra en la subasta, un sistema completamente injusto.
-La energía nuclear no es necesaria: En
España la electricidad de origen nuclear aporta aproximadamente un 20% de la
generación total, mientras que las renovables aportan el 35 %. Más
concretamente, las nuevas energías renovables (eólica, solar, biomasa), que se
han instalado todas en los últimos años ya la superan y la tendencia es a
continuar aumentando su aportación. Hay, por tanto, alternativas. Es totalmente
factible seguir desarrollando las energías renovables para sustituir toda la
contribución de la nuclear y estas energías son más seguras, limpias y baratas
que la nuclear. Además, existe un
amplio margen para reducir el consumo, y por tanto la generación eléctrica,
mediante medidas de ahorro y eficiencia energética. Y más aún, dado el sobredimensionamiento del sistema eléctrico
español, se podrían cerrar mañana todas las centrales nucleares sólo poniendo
en marcha algunas de las centrales de gas que están ahora paradas. Tampoco es
cierto que si no producimos energía nuclear la tengamos que importar. España
exporta desde 2004 el 2-3% de su producción eléctrica neta, y últimamente
exportamos incluso a Francia. Podemos, por tanto prescindir de la central
nuclear de GARONA sin ningún problema importante para la economía y sin ningún
riesgo de desabastecimiento como ya se ha visto.
-la energía nuclear no evita el cambio climático:
Aunque es verdad que durante la operación de una central no hay casi emisiones
de CO2 , si la hay durante
las operaciones de minería, pulverización de la roca, purificación y enriquecimiento del uranio,
asÍ como en su transporte. Y también durante la construcción del reactor (al requerir aproximadament 500.000 tm de hormigón y 50.000 tm
de acero), su
desmantelamiento y en la gestión de sus residuos. Se estima que las emisiones
medias de la industria nuclear en el mundo es 66 g de CO2/kw·h,
menos que el gas, el fuel o el carbón, pero mucho más que cualquier renovable.
Y la tendencia es que vaya aumentando, ya que la riqueza de mineral de uranio
cada vez es menor, lo que obliga a extraer, triturar, etc.. cada vez más
toneladas de roca para extraer la misma cantidad de uranio. Además, las
centrales nucleares no podrían sustituir las centrales térmicas de combustibles
fósiles ni aunque se quisiera, simplemente porque sus reservas son limitadas y
su pico de producción esta próximo, que es el motivo de que su precio este subiendo
exponencialmente en los últimos años.
-La energía nuclear no evita la dependencia
energética. Todo el uranio que se utiliza en España viene de otros países,
entre los que se encuentran algunos tan “estables” como Rusia, Namibia y Niger.
Además, el paso tecnológicamente más difícil para la obtención del combustible
nuclear, el enriquecimiento del uranio, sólo se realiza en unos pocos países,
entre los que no se encuentra España. En cambio, las energías renovables si
contribuyen a aumentar el grado de autoabastecimiento energético porque son
autóctonas.
-La energía nuclear es muy sucia: Una central
nuclear produce durante su funcionamiento miles de toneladas de residuos
de alta radiactividad, que son muy
dañinos, cancerígenos, y teratogénicos incluso a dosis muy bajas. Pero lo más
grave es que lo siguen siendo durante centenares de miles de años, y no existe
ningún tratamiento que pueda inertizarlos, por lo que deben estar aislados de
la biosfera durante todo este enorme periodo de tiempo, y eso es imposible
garantizarlo. Se calcula que, incluso sin alargar su vida, las centrales
españolas van a generar 12800 m3 de residuos de alta radiactividad,
conteniendo 6700 Tn de uranio. Las empresas nucleares y el gobierno central,
que esta actuando a su dictado, quieren meter todos estos residuos, que ahora
están en las mismas centrales que los han generado, en un cementerio nuclear
único y que no está libre de problemática.
-La energía nuclear es una gran consumidora de
agua: Hay centrales que la
calientan y la vuelven a verter, produciendo contaminación térmica, además de
con un poco de radiactividad, pero
otras además evaporan una parte importante, como la central de Cofrentes que
evapora 21 Hm3 al año de agua de alta calidad del rio Xuquer.
-La energía nuclear es la peor desde el punto de
vista sociolaboral: Es la fuente de energía que
menos empleo genera por unidad de energía producida. En cambio, las renovables
generan mucho más. Según los datos de un informe de CCOO en España el sector de
las energías renovables generaba en 2007
(que se han perdido por el cambio de normativa) 89.000 empleos directos
(y 99.681 indirectos), mientras que el sector nuclear no alcanza ni el 10% de
esa cifra. La conclusión de este informe es que el sector de las energías renovables
agrupaba, en 2007, a un millar de empresas que generan cerca de 200.000
empleos, un tercio en la energía eólica; y ocupa a trabajadores con
contratación indefinida y un alto nivel de cualificación profesional. Las
energías renovables generan niveles de eficiencia más elevados, disminución de
los costos y mayor competitividad. Su implantación implica estimular nuevas
tecnologías y nuevos sectores industriales , los que España lideraba y se ha
dejado caer. Por el contrario, la energía nuclear es muy intensiva en capital
(construir una central nuclear cuesta más de 5.000 M€), pero es muy poco
intensiva en puestos de trabajo, salvo en el momento de su construcción.
Y por qué se desarrolló la energía nuclear:
- La tecnología nuclear existe porque se ha desarrollado
para la guerra. El proceso de enriquecer el uranio para uso civil es el
mismo que para el militar solo que enriqueciéndolo 9 veces más. De ahí que no
se quiera que según que países dispongan de ella. Se utiliza la tecnología de
fisión.
La pretendida separación de los usos civil y militar
de la energía atómica es pues un mito, ya que los conocimientos y tecnología
exigida por la energía nuclear pueden utilizarse tanto para producir
electricidad como para hacer artefactos explosivos. Varios países han
desarrollado programas de bombas de destrucción apoyados en tecnología
facilitada por otros países bajo la retórica de los “fines civiles». El Tratado
sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares (TNP) ha ayudado en la
práctica a impulsar la proliferación nuclear ya que garantiza «el derecho
inalienable de las partes firmantes a desarrollar las investigaciones, la
producción y la utilización de la energía nuclear con fines pacíficos, y sin
discriminación».
Las instalaciones nucleares,
el transporte de plutonio y de residuos radioactivos constituyen blancos de
primer orden para la acción terrorista. El secuestro de cantidades
considerables de plutonio y de uranio enriquecido sirven para la fabricación de
artefactos explosivos de carácter atómico. Un ataque de grandes proporciones a
un gran almacén de combustible usado o de plutonio superaría con creces el
accidente de Chernóbil en lo referente a muertes a corto y largo plazo, y en
relación a la contaminación letal que se difundiría en los ecosistemas
terrestres.
El futuro pasa por apostar decididamente por las
energías renovables, por moderar nuestro consumo y hacerlo más eficiente e
independiente: autosuficiencia energética.
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