miércoles, 30 de marzo de 2011

La catástrofe de Fukushima en Japón plantea cuatro problemas de salud graves

1. Las dosis altas
Los efectos de la radiación sobre los seres vivos depende de las dosis recibidas, se mide en Sv (Sievert)
- A partir de 1 Sievert, SV (o 1000 milliSv ), las personas enferman en las horas y los días siguientes. Los síntomas aparecen por este orden: vómitos, dolor de cabeza, diarrea, diarrea sanguinolenta y, a continuación, pierden su capacidad de defensa, especialmente contra los microbios.
- A partir de 5 Sv, uno de cada dos morirá rápidamente
- A partir de 10 Sv, 100% de las personas van a morir
Las informaciones concernientes a los trabajadores de la Central de Fukushima son
extremadamente preocupantes: sobre todo para algunos, que reciben dosis tan altas en uno o dos horas. Por ello la actitud de estos trabajadores ha sido calificada como heroica. Muchos ya han recibido la dosis letal. Será necesario enviar sucesivamente a muchas personas a la central para evitar que permanezcan expuestas a las dosis mortales, y por tanto es preciso renovarlas muy a menudo.

2. Las dosis bajas
El problema de las dosis bajas es muy diferente. Las dosis bajas aumentan el número de cánceres en la población en las décadas que siguen a una radiación y se pueden manifestar a lo largo de los próximos 40 años. Además, se desarrollan anomalías genéticas, que pueden aparecer después de varias generaciones.
La dosis admitida en las condiciones normales de funcionamiento de la industria nuclear es de 1 miliSv al año para la población, y se acepta 20 veces más para los trabajadores de las nucleares.
Una parte significativa de la población japonesa está ahora afectada por la exposición superior a estas dosis.
El conocimiento científico internacional admite que hoy en día no existe un umbral de toxicidad por debajo del cual el riesgo sería cero. Cualquier dosis de radiación aumenta la tasa de cáncer en la población. Existe una radiactividad natural, como existen canceres "naturales". Cualquier dosis de radiactividad aumenta el número de cánceres.

3. La contaminación
Puede protegerse de la radiación alejándose de la fuente. Pero la situación es
diferentes en caso de contaminación por partículas radiactivas que están presentes en la piel, que se absorben en el aire que respiramos, o en el agua y en los alimentos que comemos. En este caso las partículas radiactivas pueden ser integrados en el cuerpo humano. El yodo 131 se fija en la glándula tiroides, el cesio137 en los músculos, el estroncio 90 en los huesos. Pueden causar daño a las células vecinas, incluso si la dosis en todo el cuerpo es mínima.
Por otra parte, si las personas están contaminadas, cuando se alejan de la fuente de contaminación, siguen siendo portadores de la pequeña dosis dentro de su cuerpo,
en algunos casos por décadas. Ahora entendemos que la toxicidad puede ser importante aunque las dosis sean muy bajas en términos de irradiación. Desde este punto de vista, población involucrada es enorme.
El yodo 131 pierde la mitad de su actividad en 8 días y el 99% en menos de tres
meses. Por lo tanto uno puede protegerse a sí mismo antes de una contaminación anunciada saturando la glándula tiroides con yodo no radiactivo.
El cesio-137 pierde la mitad de su actividad en 30 años y 99% en 300 años. La vida de estroncio-90 es casi idéntico al de cesio 137.

4. MOX (óxido de plutonio)
Para agravar las dificultades descriptas, el reactor número tres opera con combustible MOX elaborado en la planta de La Haya, que consiste en mezclar el plutonio 239 con uranio. Este plutonio no existe en la naturaleza, hace un siglo que ha sido producido por la actividad humana. Presenta un peligro especial por su altísima toxicidad en el caso de la contaminación del aire. La dosis tóxica es del orden de una millonésima de gramo y puede causar cáncer pulmonar si se inhala.
Por otra parte, pierde la mitad de su actividad en 24 000 años y el 99% de su actividad en ¡240 000 años!
Con otras palabras, esta contaminación es definitiva.

En conclusión, los japoneses están muy lejos de dominar el desastre de Fukushima, las consecuencias afectarán a muchas generaciones y se extenderán al menos a todo el hemisferio norte y su población.
Rindamos homenaje a todos los muertos del pasado, presente y futuro de la energía nuclear. Y hagamos un calendario de cierre de todas las centrales nucleares del mundo, no existe el riesgo cero.
Pero también rindamos homenaje a los votantes alemanes de Baden-Württemberg, que
han votado a los Verdes, otro mundo es posible.

Rosa Burgos Pérez
Candidata a la alcaldía de Zaragoza
Verdes Aragón - Ecolo
www.verdesaragon.org

1 comentario:

  1. Si las energías nucleares, las petroleras y el carbón tuvieran en cuenta los costes externos no serían baratas, es necesario un tránsido urgente a las energías alternativas.

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