Como cada
verano asistimos al espectáculo dantesco de los
incendios de bosques y montes. Nos dan datos estadísticos sobre si todavía no
se ha superado la superficie quemada del año anterior y te queda un rumor sordo en el cerebro tratando de
extrapolar las cifras en imágenes de desolación, impotencia y dura lucha por
sofocarlo de bomberos, guardia civil, forestales y las gentes del lugar.
Después,
pasada la rabia te preguntas si no hay forma de evitarlos, la mayoría
son intencionados o a causa de negligencias. Ya no queda tiempo para parar el cambio climático e impedir la degradación de la Naturaleza de forma
irreversible, hemos de ser conscientes de ello toda la ciudadanía, y los incendios aceleran más el proceso, por tanto
debemos estudiar las causas y actuar: Poner medios para que no se produzcan, y si lo hacen colaborar en la
rápida extinción y recuperar la zona adecuadamente.
Con cada
incendio se emiten a la atmósfera toneladas de CO2 (100 por hectárea, hay que recordar que los árboles son el mejor sumidero de CO2), además
de dejar el suelo fértil quemado por lo que se degrada y erosiona fácilmente,
y es una masa forestal que deja de colaborar en proporcionarnos oxigeno para
respirar, en algunos casos se pierden especies animales o vegetales difíciles
de recuperar y sobre todo algunas veces desgraciadamente se producen perdidas de vidas
humanas.
Con el cambio
climático se reduce la capacidad de los ecosistemas para responder y
recuperarse de los incendios, la vegetación está adaptada a la acción del fuego
y en muchos casos es capaz de rebrotar
o recolonizar, pero ¿Por qué se quema el monte?
·
Por un lado
tenemos el abandono de la actividad tradicional del mundo rural: pastoreo y
recorte de monte bajo (recogida de leña por los lugareños). Esto hace que haya
cantidad de masa vegetal entre los árboles que puede ser presa y propagar fácilmente el fuego.
·
Por
descuidos humanos: la principal es por la costumbre de quemar los rastrojos y ribazos entre
la población rural. Y por otras actividades en la que accidentamente se puede
derivar la propagación del fuego.
·
Por actos
humanos deliberados: Negocio entorno a la venta de madera, precalificación del
suelo, apagado de incendios y repoblación de zonas quemadas.
Es hora de que
las administraciones tomen medidas no solamente para detectar y extinguir los incendios, redes de
cortafuegos, pistas forestales, puntos de aguas y repoblación sino para
evitarlos. ¿Cómo?
Los bosques no deben ser homogéneos eligiendo las
especies adecuadas sobre todo autóctonas, se deben mantener “limpios”con
desbroces selectivos y localizados que no supongan la total eliminación del
monte bajo.
Controlando la gestión de los incendios para
evitar que el que los produce intencionadamente se aproveche de ello: Toda la
actividad empresarial que pueda beneficiarse tanto para extinguir como para
reforestar, La madera quemada y otros
productos forestales afectados y
prohibición de cualquier cambio de uso permanente o temporal de los
montes.
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